sábado, 28 de julio de 2012

Capitulo 34. No Los Culpo



En cuestión de segundos dos chicos – guapos a decir verdad – se sentaron en la mesa. Mire a Taylor quien había puesto una cara de desagrado.

-Hola chicas – dijo uno de ellos.
-Hola – dijo Cait, sonriéndoles.
-Tú debes de ser Amanda – dijo uno de ellos, quien se había sentado a un lado mío.
-Si – dije con amabilidad.
-Yo soy Paul, y el – dijo señalando al otro chico – es Tom.
-Mucho gusto- dije.
-Igual – dijo el riendo - ¿Cuánto tiempo llevas en California?
-Algunos meses – dije – no mucho.
-Aun así, es algo – dijo - ¿Por qué te mudaste?
-Mi madre – dije – se caso con un tipo de aquí.
-Creo que algo había escuchado – dijo riendo.


Hablamos por un rato más hasta el fin del receso. Era una buena persona, y graciosa. Me había contado un poco sobre él y yo un poco sobre mí.

-Vamos chicas – dijo Caitlin.

Nos levantamos de la mesa y salimos de la cafetería. Paul compartía clase conmigo a esta hora por lo que fuimos caminando juntos.

Por si acaso lo llegan a pensar, no, a mi no me gusta Paul. Apenas lo acabo de conocer y me ha agradado mucho, no creo que eso tenga mucho que ver. Si, es guapo pero, no significa que ya quiero tener una relación con él ni nada de eso.

-Llegamos – dijo abriéndome paso ante la puerta.
-Gracias – dije.

Entre al salón y tome un lugar, cerca del final. Paul tomo un asiento a un lado mío. Charlamos un poco en lo que llegaba el maestro, segundos después llegaron Cait y Tamara.

-Alumnos, silencio – dijo el profesor al entrar. Será estricto, seguramente.


Termino, por fin. Jamás pensé decirlo pero, me gusta ir a la escuela. No era tan aburrido como creí que sería, además, los periodos son cortos y el día se te pasa volando.

Me despedí de los demás y Salí del edificio. Subí a mi auto y fui a casa. Hoy habíamos quedado en que iríamos a casa de Caitlin, a hacer algunas tareas y aprovechar y conocernos mejor. Estaba por arrancar hasta que un auto se pone detrás mío, justamente el auto de mi hermanito. Me extraño un poco verlo ya que no lo había visto en la mañana, seguramente había llegado tarde. Se movió y pude salir.

Digamos que en todo el camino estuve detrás de mi hermano. Llegamos juntos a casa, cada quien tomo su lugar y entramos a casa.

-¿Mamá? – cuestione al verla en la cocina.
-¿Cómo les fue? – cuestiono mi madre. Juro que me recordó a Caitlin con ese tono de voz.
-Bien – dijo Alejandro riendo – no es tan malo como creí.
-Ya lo creo – dije – es un buen lugar.
-Me alegra que les guste – dijo mi madre.
-¿Puedo salir hoy? – cuestione.
-¿No tienes tareas? – cuestiono mi madre.
-Para eso saldré – dije.
-Está bien – dijo mi madre – solo porque es tu primer día.

Comimos mientras le contábamos algunas de nuestras historias a mamá. Reíamos con algunas cosas que contaba Alejandro, al parecer el seria el que ocasionaría problemas en su salón. Termine de comer y deje todo en el fregadero.

-Ya me voy – dije.
-Que te vaya bien – dijo mi madre.
-Chau.

Salí de casa y me subí a mi auto. Conduje hasta casa de Cait por el mismo camino de siempre. Como siempre, el trafico me hiso retrasarme. Fue una hora de camino. Al final llegue y aparque mi auto en donde siempre lo hacía. Baje y toque el timbre.

-Amanda – dijo Chris riendo – cuanto tiempo sin verte.
-Muy cierto – dije – es tu culpa.
-Es mi culpa – dijo mientras asentía con la cabeza – pasa – dijo riendo.

Abrió el portón y me hiso espacio para pasar. Me dio un corto abrazo y entramos. Divise a Ryan en el jardín, me volteo a ver y me saludo con la mano, al igual que yo.

-Caitlin está en la cocina con las demás – dijo – te esperaban.
-Ok – dije riendo.
-Espera – grito Ryan mientras entraba.
-Dios mío – dije en susurros.
-Amiga – dijo dándome un fuerte abrazo, juro que casi me levanta del suelo.
-Amigo – dije – no respiro.
-Lo siento – dijo riendo.
-Ahora sí, me voy – dije en cuanto me puso en el suelo.
-Recuerda, la cocina – dijo Chris.
-Si – dije riendo.

Camine por la casa hasta la cocina, ahí estaban las chicas haciendo tareas.

-Hasta que llegas – dijo Karla riendo.
-El trafiquin – dije riendo.
-Bueno, continuemos – dijo Cait – así podremos charlar después.
-Claro – dije.

Tome mis útiles y tome asiento. Como nunca antes, hice mis trabajaos correspondientes, al pie de la letra.  Me sentía algo orgullosa de mi trabajo. En cuanto terminamos, guardamos nuestras cosas y nos pusimos a chismear.

-Me contaron que Paul planea hacer una fiesta este viernes – dijo Karla – ya saben, para dar la bienvenida.
-Lo que hace por tener chicas – dijo Taylor - mujeriego
-¿Tan malo es? – cuestione.
-No es tanto así como lo describe Taylor – dijo Tamara riendo – es bueno aunque tiene sus momentos de chicos, ya sabes, cuando les gusta una chica y todo eso.
-Oh – dije.
-Es algo mujeriego – dijo Cait – solo un poco.
-Mucho – dijo Taylor.
-Pero es guapo – dijo Karla – y sexy. Además, hace buenas fiestas.
-Eso es cierto – dijo Caitlin.

Seguimos hablando un poco sobre el mismo tema hasta que se volvió un poco aburrido. El timbre sono, Caitlin estaba algo ocupada y Christian gritaba porque ella abriera.

-Yo voy – dije, tenía un ligero presentimiento de encontrarme a alguien.
-Claro – dijo Caitlin con una mirada picara. Yo solo reí.

Salí de la cocina y fui hasta la entrada. Tome una de las llaves y Salí.

-¿Qué no deberias estar en tu casa, estudiando? – cuestiono mi amigo al verme salir.
-Ya termine mis deberes – dije con orgullo.
-Te molestaría hacerme mis tareas – dijo – te pagaría muy bien – dijo algo pícaro.
-Cuidado con lo que dices – dijo mi otro amigo dándole un golpe.

Abrí la puerta y me hice a un lado para que ellos pasaran.

-Que gusto verte amiga – dijo dándome un abrazo, como el de Ryan.
-Quítate Chaz – dije – no respiro.
-Como te quiero amiga – dijo, rio un poco y me soltó.  

Chaz se movió y entro mi otro amigo, Justin.

-Saben, me iré adentro – dijo Chaz.
-Vamos – dije.
-Claro – dijo Justin tomando mi mano.

Entramos los tres a la casa y rápidamente Chaz se fue, como si huyera.

-¿Cómo te fue hoy? – cuestiono sonriendo.
-Bien – dije riendo.
-Me llego un rumor – dijo.
-¿Cuál? – cuestione extrañada.
-Pues, se dice que por ser tan hermosa, un chico se ha interesado en ti – dijo él.
-Que cosas dices – dije riendo.
-Eso me contaron – dijo riendo – no los culpo, quien no se resistiría a esta hermosura.
-Hay Dios – dije riendo – que has estado tomando.
-Yo nada – dijo tomándome por la cintura, acercándome a él – aunque me siento mal por ellos.
-¿Por qué? – cuestione.
-Porque tú estás conmigo – dijo – y no con ellos.
-Eso es cierto – afirme.
-Te quiero – dijo sonriendo.
-No tanto como yo – dije.
-Mentirosa – dijo riendo.
-No, no, no – dije – tú eres el mentiroso.
-No creo que me quieras tanto como yo te quiero a ti – dijo.
-Te quiero muchisisisimo mas – dije segura.
-No te creo – dijo.
-Qué raro – dije con sarcasmo – nunca me crees.
-Nunca – afirmo él.
-Tonto – dije riendo.

El rio y en segundos puso una cara seria. Se fue acercando a mi rostro y pues, ya saben el resto, me dio un hermoso beso que me hiso sentir muy especial.

Esta era la razón por la que no podía ver a algún otro chico con ojos de amor. Justin es tan… indescriptible. Me hace sentir de una forma muy especial, algo que nadie había logrado antes. ¿Cómo fue que tuve tanta suerte?

-Haber acaramelados – dijo una voz muy varonil, Ryan – es hora de separarse.
-No – dijo Justin, dramatizando.
-Justin – dijo Chaz – suéltala, ella me ama a mí.
-Jamás lo haría – dije.
-Yo se que mueres por mi bombón – dijo usando un tono “seductor”.
-No lo creo – dije segura.
-No te ama – dijo Chris riendo.
-Cállate enano – dijo Chaz – es que aun no ve mi abdomen marcado.
-Y no me interesa verlo – dije riendo – por si acaso.
-Bueno vamos – dijo Ryan – es hora de separarse.
-Ryan tiene razón – dijo Chris.
-Yo no tengo problema – dije – pero este muchacho – dije refiriéndome a Justin – no me suelta.
-Deja a mi enamorada – dijo Chaz, usando un tono de voz más grave.

Fueron algunos instantes hasta que Justin me soltó. El se fue con los chicos y yo regrese con las chicas.

-¿Qué fue todo eso? – cuestiono Cait entre algunas risas.
-La gente de ahora – dijo Karla riendo.
-Ellos tienen problemas – dije.
-Ya lo creo – dijo Caitlin riendo – pero bien que te encanta – dijo, supongo que se refería a Justin.
-¿Qué te puedo decir? – dije sonriendo.
-Ay Amanda – dijo Taylor riendo – te tiene muy picada.
-De eso no cabe duda – dijo Tamara.


Regrese a casa después de algunas horas en casa de Cait. En casa no había nadie más que Alejandro, quien jugaba con Perris.

-Por fin llegas – dijo Alejandro – le falta comida.
-Pues, vamos a comprarle comida – dije riendo.
-Vale – dijo – pero yo conduzco.
-Si por favor – dije – yo ya no aguanto.

Fuimos hasta un supermercado cercano al centro de la ciudad. Compramos algunas cosas necesarias para mi perrita y regresamos a casa. Le deje su comida a la perrita y me tire en mi silla.

-Tengo sueño – dije en voz alta.
-Ve a dormir – dijo Alejandro.
-Si – dije – creo que me iré a dormir.
-Buenas noches – dijo mi querido hermano.
-Chau – dije.

…Al día siguiente…
  


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