Desperté, me sentía terrible. Le había dicho cosas muy
feas a mi madre ayer, cosas que no debí de haberle dicho. Estaba muy enojada
conmigo misma por haber hecho eso. Mi madre, al igual que yo, estaba furiosa,
conmigo. Ella decía que le había faltado al respeto de una forma muy horrorosa –
aunque mi madre es muy exagerada así que tal vez no fue tan malo – y que había herido
sus sentimientos. Por supuesto me había disculpado con ella aunque ella parecía
dudar si aceptar mis disculpas o no. Al final no me dijo nada, no sabría si
pensar que era un sí o si es un no, como ya he dicho antes, con mi madre nunca
se sabe.
A pesar de todo, hoy es un nuevo día. Después de haberlo
pensado exhaustivamente, he decidido olvidarme de absolutamente todo. Ya no me
interesa si Nicole me quiere hacer la vida imposible o no, si es lo que quiere
pues bueno, que sea lo que el destino quiera para mí. He decidido no
preocuparme más por esa situación. Por lo único que planeo ocuparme es por mi situación
con Justin.
Me levante de la cama y decidí ir directamente a la
cocina. Baje las escaleras, una por una, con pereza. En cuanto entre a la
cocina fui directo hacia el refrigerador. Tome mi jugo favorito y lo coloque
sobre la mesa. Tome un vaso y me serví un poco de jugo. Regrese el jugo a su
lugar y me fui a sentar.
-Sí pero entiende – dijo mi madre con desesperación al
teléfono – si tu decidieras confinar esos colores tendrás una catástrofe, nadie
pensara en comprar un vestido así – hiso silencio por unos minutos, el tiempo
en el que la otra persona hablaba – mira yo ya te dije, mejor lo vemos hasta
que llegue a la oficina.
Se despidió y colgó el teléfono. Lo dejo sobre la mesa y
me miro.
-Buenos días – dijo mi madre.
-Buen día – dije.
-¿Y ese milagro que no te has duchado? – cuestiono
extrañada.
-No tenía ganas de ducharme – dije.
-Aun así tendrás que hacerlo – dijo ella – recuerda que
hoy saldremos a cenar.
-Lo sé – dije recordando.
-Sería lindo que invitaras a Justin – dijo sonriendo – me
gustaría conocerlo mejor.
-Le diré – dije.
-Bueno pues, me retiro – dijo ella – tengo que irme a
trabajar.
-Chau – dije.
-Chau Amanda – dijo ella – cuídate.
Ella tomo se teléfono y se fue. Me termine mi jugo y
regrese a mi habitación. Tome mi celular y me puse a usarlo, más que nada por
los juegos. Encendí mi televisión y lo deje en un canal de música, justamente
estaban pasando “The Night Out” de Martin Solveig, una de mis favoritas. Me
sentía con animos así que fui hasta mi closet y me cambie por esto http://www.polyvore.com/sports/set?id=49500472&.locale=es.
Me recogí el cabello y me coloque una banda. Tome mi ipod y Salí de mi
habitación.
-¿A dónde vas? – cuestiono extrañado Alejandro al verme.
-Saldré a hacer un poco de ejercicio – dije.
-¿Por qué? – cuestiono extrañado.
-¿Por qué no? – Pregunte sonriendo – soy joven y tengo
energía de sobra.
-Tu estas muy extraña últimamente – dijo y solté una
pequeña risita, no lo negaría, estaba de muy buen humor – enserio.
-Olvídalo – dije sonriente – ya me voy.
-Chau – dijo.
Tome las llaves de mi auto y de la casa y me fui. Conduje
hasta un parque en donde pudiera correr a gusto. Antes tenía muy buena
condición debido a todo el ejercicio que hacía. Cuando me mude fui perdiendo mi
condición de poco a poco, solo me hacía falta un poco de ejercicio para
recuperarla.
Estuve una buena hora en ese parque, corriendo mientras
escuchaba un poco de música. Estaba muy sudada y aun así había niñas que se me
acercaban a pedirme una foto, al parecer ellas si apoyaban mi relación con
Justin.
-¿Me puedo tomar una foto contigo? – pregunto una niña de
entre 8 a 9 años.
-Claro que si – dije quitándome mis audífonos.
Una muchacha de entre 15 a 16 años nos tomo la foto. Yo
puse mi más linda sonrisa, la cual aun y después de la foto no se quitaba.
Después la muchacha paso a tomarse la foto conmigo. Me sentí especial, como si
fuera querida por alguien más que no fuera de mis cercanos.
-Me alegro que Justin haya encontrado a alguien bonita
como tu – dijo ella – el ya merecía algo bueno.
-Muchas gracias – dije sonrojada – aprecio tus palabras,
eres de las pocas.
-No te preocupes – dijo ella – ellas no te conocen así
que seguro piensan que eres una mala persona, aunque no lo pareces.
-Sabes que, me agradas – dije riendo – ojala y todas
pensaran igual que tu.
-Tu tranquila – dijo ella – pronto lo harán.
-Ojala – dije.
-Bueno, nos tenemos que ir – dijo – fue un gusto
conocerte.
-Igualmente – dije – cuídense.
Subí a mi auto y regrese a casa. Llegue y fui directo a
tomar una ducha, después de todo estaba toda sudada. Termine y me cambie por
esto http://www.polyvore.com/wierd/set?id=52996037.
Me arregle el cabello y Salí del baño.
-Por Dios – dije dando un salto para atrás, del susto -
¿Qué haces aquí?
-Estaba aburrido – dijo sin ánimo – no tengo mucho que
hacer.
-¿Y acaso venir a asustarme era una opción? – cuestione.
-No – dijo riendo – pero fue divertido.
-Eres un tonto – dije seria – además, si quieres hacer
algo ponte a limpiar tu habitación. Seguramente te llevara todo el día, y la
noche también.
-Chistosa – dijo con sarcasmo – la verdad es que vine
porque tu teléfono empezó a sonar.
-¿Y, eso que tiene que ver? – cuestione.
-Pues, decidí hacerte un favor y conteste – dijo
sonriendo – era Justin.
-Eres muy estúpido – dije - ¿Por qué contestaste tu?
-Solamente te quería molestar – dijo - ¿Qué acaso no me
preguntaras de que hablamos mi cuñado y yo?
-¿De qué? – cuestione con fastidio.
-De muchas cosas – dijo – es un buen tipo.
-Creo que eso ya lo sé – dije – ahora si me disculpas –
dije mientras lo tomaba del brazo y lo sacaba de mi habitación.
-Por cierto, será mejor que le hables – dijo.
-Lo hare – dije fingiendo una sonrisa.
Lo saque y cerré mi puerta. Tome mi celular y marque su
número. Sabía que Alejandro estaría ahí escuchándome así que Salí al balcón
para poder hablar más a gusto con él.
Al teléfono.
-Bueno – dijo la
voz de una mujer.
-Hola – dije algo
apenada - ¿esta Justin?
-Si – dijo ella
alegremente – aquí esta, déjame te lo paso.
-Ok, gracias –
dije. Espere por unos segundos hasta que el contesto.
-Hola – dijo él,
algo más en pregunta.
-¿Justin? –
pregunte, nada que me estaba equivocando de persona.
-Linda – dijo con
alegría.
-Lamento lo de hace
rato – dije avergonzada.
-¿Qué cosa? –
cuestiono extrañado.
-Que Alejandro haya
tenido que contestar – dije – siempre dice muchas cosas que no debe.
-No dijo nada –
dijo riendo – tranquila.
-Me alegro – dije.
-Por cierto, quería
saber si me acompañabas a un lugar – dijo.
-¿A dónde? –
cuestione.
-No lo sé – dijo –
Ryan me invito a un lugar especial y me dijo que te dijera.
-¿Un lugar
especial? – pregunte riendo.
-Ryan saldrá con
una chica – eso lo explicaba todo – y le da miedo que lo dejen plantado y que
este solo, así que me pidió que fuera, contigo.
-Por mi está bien –
dije – pero, ¿en donde es ese lugar?
-No lo sé – dijo con
sinceridad – he intentado hablarle pero, no contesta.
-Bueno, ¿Qué esperábamos
de Ryan? – cuestione riendo.
-Eso es cierto –
dijo el – ahora pasemos a otra cosa.
-¿Qué cosa? –
cuestione extrañada.
-Pues, no lo sé –
dijo – pero tengo ganas de verte.
-Al igual que yo –
dije suspirando - ¿te parece si voy a tu casa?
-Me parece una idea
estupenda – dijo – te espero.
-Ok – dije riendo –
nos vemos en unos 10 minutos.
-Está bien – dijo riendo
– chau linda.
-Chau – dije.
Colgué y regrese a mi habitación. Tome un bolso y le metí
mi cartera, un par de lentes y mi celular. Salí de mi habitación y me dirigí a
la entrada.
-Recuerda lo de esta noche – dijo Alejandro.
-Si – dije – no te preocupes, aquí estaré.
-Mas te vale – dije – si no, iremos por ti.
-Bueno, ya me voy – dije – chau.
-Chau – dijo regresando a su habitación.
Tome mis llaves y Salí de casa. Subí a mi auto y conduje
hasta casa de Justin. Al llegar, me estacione y baje del auto. Justin estaba
afuera, hablando por teléfono, parecía preocupado. Le puse llave a mi auto y me
fui acercando a Justin. El termino su llamada para cuando yo había llegado con él.
-Hola linda – dije, después paso a darme un lindo beso.
-Hola lindo – dije riendo.
-Ven, vamos adentro – dijo tomando mi mano.
-Vamos – dije.
Pasamos a su casa y él me llevo hasta la cocina. Tomamos asiento
y el soltó un suspiro.
-¿Te encuentras bien? – Cuestione – pareces preocupado.
-Si – dijo sonriendo, aunque parecía algo forzado – todo está
perfecto.
-¿Seguro? – cuestione.
-Muy seguro – dijo. Su teléfono comenzó a sonar, miro la
pantalla y después a mi – ahora vuelvo.
-Ok – dije.
El se levanto de su asiento y salió de la cocina. Yo me
quede ahí, sin saber qué hacer. Mire hacia un lado y mire el periódico. Había llamado
mi atención gracias a que tenía unas letras grandes y en negritas en una de sus
portadas. Lo tome, lo mire un poco y después leí la noticia que me interesaba.
-Ya se – dijo Justin al teléfono, yo puse el periódico frente
a mí y lo mire – no, solo olvídalo, ya lo hable con Scooter y el está de
acuerdo conmigo – el hiso una pausa, solo escuchaba un ligero ruido que provenía
de su celular – mira, mejor hablamos mañana.
Colgó su celular y regreso conmigo.
-Listo – dijo mientras se sentaba. Yo cruce mis brazos
sobre mi estomago - ¿Qué pasa? – cuestiono extrañado.
-¿Me explicaras en qué demonios pensabas? – cuestione con
algo de enojo.
-¿De qué hablas? – pregunto extrañado.
-De esto – dije y apunte al periódico.
-¿Me vas a regañar? – pregunto.
-Caro que si – dije - ¿en que estabas pensando?
-Me asuste – dijo el – ya no supe hacer otra cosa más que
acelerar.
-Te deberían de quitar el permiso – dije con desaprobación.
-No te enojes – pidió el chico.
-¿Cómo quieres que no me enoje? – Pregunte con enojo – no
sabes lo que te pudo haber ocurrido.
-Fue culpa de los paparazis
– dijo él.
-Aun así – dije – te hubieras estacionado y después le
hablas a la policía, que ellos se encarguen.
-No pensé en eso – dijo pensativo.
-Es que aun no puedo creer que hayas hecho eso – dije impresionada
– no volverás a manejar.
-¿Cómo crees eso? – cuestiono.
-Ni de chiste te dejaría manejar – dije – si llegaras a
necesitar algo mejor dímelo a mi o a Kenny, a cualquiera de los dos.
-No puedo dejar de manejar – dijo – tengo muchos
compromisos y no te puedo tener a ti llevándome de un lado a otro.
-Prefiero eso antes que te pase algo – dije cosa que le
causo algo de ternura a Justin – y ni me mires así que estoy muy enojada
contigo.
-Ya no te enojes – dije tomándome de las manos.
-Lo que hiciste estuvo mal – dije en regaño.
-No volver a pasar – dijo levantándose de su silla y
acercándose a mí – lo prometo.
-Mas te vale – dije – porque para la próxima te espera
una regañada mucho peor.
-Ya no habrá una próxima te lo aseguro – dijo, se acerco
a mí y me dio un abrazo algo extraño.
-¿Por qué me abrazas? – cuestione.
-Porque aprecio tu preocupación – dijo.
-No pienses que así se me quitara el enojo – dije.
-Lo sé – dijo separándose – aprecio mucho que te
preocupes por mi pero, ya paso.
-¿Sabes que puede volver a pasar? – pregunte.
-Si – dijo – y por eso Scooter me tiene con 10
guardaespaldas.
-Y eso es lo correcto – dije – tu deberías de tener más
cuidado.
-Y lo tendré – dijo – te lo prometo.
-Espero que lo cumplas – dije.
-Así será – dijo sonriente.
Nos quedamos callados y él me empezó a observar,
detenidamente. Poso sus manos en mi rostro y se acerco de poco a poco a mí. En
ese momento cerré mis ojos y me deje llevar. Me dio un beso, largo, con un
toque tierno pero también algo apasionado. Hubo un momento en donde sentí la
falta de aire y me separe de él.
-¿Qué pasa? – cuestiono extrañado.
-Me faltaba el aire – dije. El solo rio ante mi
comentario.
El me soltó y se alejo de mí. Camino hasta una de las
gavetas en su casa y tomo un vaso de ahí.
-¿Quieres algo? – cuestiono mirándome.
-No, gracias – dije.
-¿Segura? – cuestiono.
-Muy segura – dije riendo.
-Ok – dijo sonriendo.
Tomo su vaso y fue por un poco de agua. Vertió agua hasta
donde se pudo y regreso el bote de agua a donde pertenecía. Tomo el vaso y
regreso a mi lado.
Hablamos por un rato mas hasta que hablo Ryan para
avisarnos la dirección, según el tendríamos que ir a la playa, ahí seria su
cita. Nos alistamos y salimos de su casa para irnos a la playa.
-Yo conduciré – dije.
-Claro que no – dijo cruzándose de brazos.
-Oh claro que si – dije.
-No lo permitiré – dijo poniéndose frente a mí,
impidiéndome el paso.
-Ya te dije, si no te lleva Kenny no – dije – piénsalo,
si te llegan a ver a ti solo te volverán a atacar.
-Linda, no pasa nada – dijo.
-Yo no quiero tentar al destino – dije - ¿tu si?
-No – dijo.
-¿Entonces? – cuestione.
-Mejor olvidémoslo – dijo – aceptare, pero más vale irnos
ya antes que me arrepienta.
-Perfecto – dije riendo – vamos.
Tomo mi mano y caminamos hasta mi auto. Como siempre, el
obsesivo Justin me acompaño y me abrió la puerta, después se encamino a su lado
y entro al auto.
-Tu auto huele a mujer – dijo colocándose el cinturón.
-Justin – dije – este auto es conducido por una mujer que
usa mucho perfume, ¿Qué esperabas?
-No lo sé – dijo riendo – pero no me molesta, mas bien,
huele bien, huele a ti.
-Gracias – dije dudando. El rio y volteo a verme.
-¿Sabes en donde queda? – cuestiono.
-Si – dije – está cerca de la oficina de mi madre.
-Muy bien – dijo.
Arranque el auto y salimos de ahí. Fue un recorrido
largo, aproximadamente una hora. Eran las 3 cuando salimos de casa de Justin,
justo a la hora del tráfico. Gracias a dios yo era una persona paciente. Al llegar,
aparque mi auto y bajamos.
-Y ahora, ¿A dónde vamos? – cuestione.
-No lo sé – dijo confundido – Ryan solo me dijo que
viniera a este lugar.
-¿Y si caminamos? – cuestione – tal vez así veamos algo
o, no lo sé.
-Me parece bien – dijo sonriéndome – vamos.
Tomo mi mano y comenzamos a caminar. Entramos a la playa
y al instante nos topamos con Ryan, la chica aun no llegaba.
-…
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