miércoles, 4 de julio de 2012

Capitulo 22. Que el Juego Comienze




Tomo mi mano y salimos de la cocina. Caminamos hasta una sala y nos sentamos, uno al lado del otro. El seguía con mis manos bien sujetas a las suyas, lo cual no me molestaba, mas bien, me hacía sentir mucho mejor.

-Por cierto – dijo  el – ¿no te he dicho lo hermosa que te ves?
-No lo has hecho – dije con algo de tristeza, fingida claro.
-Pues, te ves muy hermosa – dijo el – es más, hermosa es poco, te ves hermosisisisisima.
-Hay Justin – dije riendo.
-¿Qué? – pregunto mientras reía – es la verdad.
-Tonto – dije riendo.
-¿Tonto? – Pregunto incrédulo - ¿yo?
-Sí, tu – dije segura.
-¿Enserio? – pregunto con una ceja levantada.
-Lo digo muy en serio – dije cruzándome de brazos.
-Ni tu re la crees – dijo acercándome a él – tu sabes que soy muy inteligente.
-¿Inteligente? – dije riendo.
-Es más, escurre mi inteligencia – dijo él entre algunas risas.
-Uy si, uy si – dije riendo – mi novio es Einstein.
-Tu novio es mejor que él – dijo el orgulloso. 

Seguimos hablando por un rato hasta que Pattie nos llamo para cenar. Nos acomodamos en la mesa y esperamos por Pattie. A los pocos segundos ella llego y empezó la cena.

-Dime Amanda, ¿de dónde eres? – pregunto Pattie después de un rato.
-De _____(tu país) – dije con tranquilidad, me esperaba algunas cuantas preguntas.
-¿Vivías allá antes de venir? – pregunto con interés.
-Estuve la mayor parte del tiempo ahí – dije.
-¿La mayor parte del tiempo? – pregunto extrañada.
-Viví en Londres por tres años – dije.
-¿Por qué se regresaron? – pregunto ella.
-Por algunos asuntos de mi mamá – dije con tranquilidad.
-Sí, algo me comento ella – dijo recordando - ¿tu acompañas mucho a tu mamá en sus viajes, cierto?
-De vez en cuando me voy con ella – dije – mientras no tenga ningún tipo de obligación.
-¿Qué obligaciones? – pregunto Justin.
-La escuela – dije resumiéndolo todo.
-Es bueno que te preocupes en tu educación – dijo Pattie sonriente – deberías de hacer lo mismo hijo.
-Lo haría si no hubiera tanta gente gritona – dijo Justin.
-Es por tu bien – dijo Pattie – ¿En qué colegio te inscribió tu mamá? – pregunto Pattie.
-A la South East High – dije.
-¿Que no era en esa en la que está Cait? – pregunto Justin.
-Si – dije – fue un milagro saber que ella estaba ahí.
-Dicen que esa es una de las mejores – dijo Pattie.
-La verdad, no conozco mucho de preparatorias aquí – dije con sinceridad.
-Es buena – afirmo Pattie – tal vez no sería mala idea que entres con Amanda.
-¿Entrar a qué? – pregunto Justin.
-A estudiar con Amanda – dijo Pattie.
-Por más que me encantaría estudiar junto a ella, no aceptaría – dijo el – solo estaríamos perdiendo el tiempo, espacio y dinero.
-Yo podría hablar con Scooter – dijo Pattie.
-Aun y que tuviera tiempo, habrá muchas chicas que no me van a dejar concentrarme – dijo el – empezando por ella – dijo mirándome.
-Pues te pones las pilas hijito – dijo Pattie – yo quiero que estudies.

La conversación siguió hasta después de un tiempo. La cena termino y llego la hora de regresar a casa. Me despedí de Pattie y Justin se encargo de llevarme a casa.

-¿Te puedo hacer una pregunta? – pregunto Justin mientras conducía.
-Claro que si – dije.
-¿No te ofendes? – pregunto.
-Depende de que me vas a preguntar – dije extrañada.
-¿Segura? – pregunto con inseguridad.
-Segurísima – afirme.
-Está bien – dijo – hace unos minutos me entro la curiosidad de saber algo.
-Ya dime – dije empezando a desesperarme.
-Ya voy – dijo riendo – quería saber cuántos novios has tenido antes de mi.
-Justin – dije en tono de regaño – eso no se pregunta.
-¿Qué? – Dijo con inocencia – solo quería saber.
-¿Para qué? – pregunte extrañada.
-Nada más – dijo él – me dio curiosidad.
-Pues que curioso saliste – dije con tranquilidad.
-Pero dime – dijo insistente – quiero saber.
-Hay Justin – dije soltando un suspiro – solo han sido dos.
-¿Yo soy el segundo? – pregunto confundido.
-No – dije – tú eres el tercero – dije tímidamente.
-Y, ¿Cómo se llaman tus ex? – dijo interesado.
-¿Para qué quieres saber? – cuestione extrañada.
-Para saber más acerca de ti – dijo.
-Déjame recordar – dije pensando – uno se llama  Roberto y el otro se llamaba Jack.
-¿De donde eran? – pregunto.
-De _____(tu país) – dije – pero bueno, eso ya fue, ya quedo en el pasado.
-Me alegro – dijo el sonriente.

Llegamos a casa y baje de la camioneta. Como siempre, el se molesto ya que dice que los caballeros y no sé qué otras cosas más. Al final nos despedimos, entre a casa y él se marcho.

 … 2 semanas después …


-¿Nos vamos? – pregunto Justin.
-Vamos – dije sonriéndole.

El tomo mi mano y salimos de casa. Subimos a su camioneta y el empezó a conducir. El día de hoy yo lo acompañaría a uno de sus “ensayos” para su próxima gira. Estuvimos hablando en todo el camino, la mayor parte del tiempo depuras babosadas.

A pesar de que todo está bien con Bieber, sentía algo extraño, como si algo malo fuera a suceder. No quería pensar en eso, solo eran cosas mías o eso era lo que yo intentaba creer.

Al pasar un rato llegamos al lugar en donde él estaba ensayando. Entramos y todos nos saludaron, con toda la normalidad del mundo. Seguimos caminando, tomados de la mano, hasta un tipo de camerino.

-¿Ya les preguntaste? – me cuestiono Justin.
-¿Qué le pregunte a quien? – pregunte extrañada.
-¿No recuerdas de lo que hablamos hace unos días? – pregunto.
-No – dije – tengo muchas cosas en la cabeza últimamente – dije – entre las presiones de mi mamá, mis peleas con Alejandro y mis tramites al colegio, no sobra espacio para lo demás.
-Entonces no has hablado con tu mamá sobre la gira – dijo tomándolo como un hecho.
-Ah – dije recordando – tú hablas de eso – el me miro con atención – ya hable con mi madre y supongo que no tiene inconveniente, sabe que estaría en buenas manos.
-Perfecto – dijo con algo de alegría – ahora si puedo irme de gira tranquilo.
-Hay Justin – dije riendo.

Seguimos hablando hasta que su celular sonó y tuvo que salir de la habitación. El se puso extraño, como nervioso. Salió de inmediato dejándome ahí sola, sin decirme nada. No intente perseguirlo por el simple hecho que pudo ser algo de trabajo además, no soy una novia celosa.

Pasaron 15 minutos y el no llegaba. Me aburría así que saque mi celular, tenía una llamada perdida de un número desconocido. Decidí regresarle la llamada ante la falta de actividad de mi parte.

Al teléfono.
-Bueno – escuche la voz de un hombre decir.
-Disculpa que te moleste – dije – pero tengo una llamada perdida proveniente de este número.
-Ah – dijo el – así que eres Amanda.
-Si – dije con inseguridad - ¿Quién habla?
-Te diré que soy la persona que te salvara de tus problemas – dijo con tranquilidad.
-¿De qué habla? – pregunte algo asustada.
-No temas – dijo – yo soy un amigo, no enemigo.
-¿Cómo se que no me harás daño? – pregunte.
-Porque te conozco – dijo – y me agradas. Yo no le haría daño a una persona que me agrada.
-¿No me dirás tu nombre? – pregunte.
-No – dijo – pero estoy por librarte del primer problema.
-¿Cómo? – cuestione con duda.
-Sal de donde estas – dijo y colgó.

No sabía si debía o no salir, no sabía si creer que él era bueno o malo. Todo era tan confuso. Tome el valor suficiente y me encamine a la puerta. Mi cuerpo temblaba de miedo, no sabía lo que me esperaba afuera.

Abrí la puerta con mucha delicadeza y observe desde adentro, no se veía nadie por donde yo estaba. Salí de la habitación y mire a todos lados.

Fue cuando los vi, la persona que jamás creí que jamás me traicionaría acababa de romper el corazón. Fui hacia ellos con un paso decidido, nadie me vería la cara de pendeja.

-¿Interrumpo? – pregunte. Ellos se separaron de inmediato y me miraron.
-No – dijo ella – para nada.
-¿No se supone que deberías de estar adentro? – pregunto él, la última persona con la que quería hablar en ese momento.
-Alguien me llamo – dije – y me pidió que saliera, dijo que me liberaría de un problema.
-Bueno ya te liberaste – dijo con odio – ahora si nos disculpas.
-¿Qué hiciste con mi hermano? – pregunte.
-Lo deje por algo mejor – dijo Nicole.
-Por favor Amanda – dijo Justin – déjanos solos a Nicole y a mí. 



Desperté exaltada, sentía como mi corazón latía a mil por hora. Sentía miedo, miedo de un simple sueño. Llevaba tres días seguidos soñando con Justin, abandonándome. Después del segundo sueño yo había decidido hablar con mi mamá sobre eso, ella decía que era el simple miedo de que algo pasara.

Últimamente mi mente no ha descansado para nada, primero fue Nicole con sus amenazas. Al parecer ella se olvido del intento de una amistad y se ha declarado mi enemiga. Ella me juro por su honor que me haría pedazos, dijo que se encargaría de hacerme sentir mal, hacerme sentir una fracasada en TODO.

Después están las Beliebers, atacándome con todo lo que puedan. A cada rato recibo mensajes de odio. Hay algunos que son lindos y me apoyan pero estaríamos hablando de dos de cada diez mensajes. Justin dijo que no debía prestarle atención a sus mensajes y lo intento pero me es muy difícil no prestarle atención a mensajes que digan las palabras odio y muerte juntas.

Y al final de la lista tienen a la prensa. Ellos se han encargado de acabar con mis nervios. Si no he atacado a varios de ellos es por Justin, se que él tiene que cuidar su imagen y al ser su novia yo debo de cuidar la mía. Es muy difícil pero debo soportarlo.



Narra Justin.

Desperté con una fuerte jaqueca. Últimamente mi cabeza está llena de cosas, desde mis compromisos con la disquera hasta mi noviazgo con Amanda.

Estar con ella es lo mejor que me puedo haber pasado, lo sé, apenas llevamos un mes pero, aun y que no fuéramos nada, ella es una excelente compañía. Últimamente las cosas han estado un poco extrañas entre ella y yo y la culpa de todo la tiene la prensa. Ella no está acostumbrada a ser acosada por montones de fotógrafos y el hecho de que últimamente tenga que ser así le inquieta. Lo noto de inmediato ante sus expresiones.

Me inquieta mucho el no saber que podría ser de nosotros, yo no sé si ella se llegue a hartar de todo eso y decida dejarme por un chico normal de su mismo colegio.

Mis compromisos de trabajo son otra de las cosas que me tienen algo preocupado. Scooter planea que me vaya de gira para promocionar mi disco. Planea hacerla hasta dentro de 5 meses y quiere que dure un aproximado de 6 meses. Amanda no sabe ya que apenas estamos planeando todo. Apenas estamos organizando fechas y haciendo el playlist. Me alegra el saber que aun falta tiempo, el mismo tiempo en el que puedo convencerla de que me acompañe.

Narra Amanda.

Tome una ducha rápida y me cambie por esto http://www.polyvore.com/floral/set?id=52447532. Hoy acompañaría a mi mamá a su trabajo y después saldría un tiempo con Cait. Me sentía bien al estar con ella, sentía que podía contarle cualquier cosa y quedaría todo guardado.

-Vámonos Amanda – grito mi madre.
-Yo me iré por mi propia cuenta – grite.
-Está bien – dijo – pero no llegues tarde.

Termine de alistarme y baje a la cocina a tomar mi desayuno.

-Buen día – dijo Alejandro al notar mi presencia.
-Hola – dije seca.
-¿Ya nada será como antes, cierto? – pregunto.
-No – dije decidida – ya no.
-¿Por qué no? – pregunto.
-Porque ya tuve suficiente contigo y tu novia – dije – me harte de decirte las cosas y que me trataras como a una loca.
-¿Por qué estas tan diferente? – pregunto amargamente – tu no eras así.
-Pregúntale a tu novia – dije con rabia.
-Como sea – dijo – yo me retiro. 

Tomo las llaves de su auto y se marcho, solo escuche el ruido de la puerta al abrirse y cerrarse. Desde ese momento quede sola, una muy apreciable soledad. Este tipo de situaciones siempre sirve para pensar con claridad. Tome mi desayuno tranquilamente. Termine y me aliste para salir.

Llegue a la oficina de mi madre una hora después, el tráfico era tormentoso. Me dirigí directo al mostrador, tome un pase y subí por el ascensor hasta el último piso, en donde se ubicaba mi madre. Camine por el estrecho pasillo y llegue hasta la entrada.

-Hola Amanda – dijo Tory, su secretaria.
-Hola Tory – dije sonriéndole - ¿puedo pasar?
-Claro – dijo – pero Tiffany no está.
-¿A dónde se fue? – pregunte.
-Tuvo una junta – dijo – pero regresara pronto.
-Oh, bueno – dije – gracias.
-De nada.

Me metí a la oficina de mi madre y espere por un largo rato hasta que ella regresara.

-¿A qué hora llegaste? – pregunto mientras entraba.
-Hace una hora – dije sin quitar la vista de mi teléfono.
-¿Qué tanto vez? – pregunto con curiosidad.
-Nada importante – dije.
-Está bien – dijo riendo, al parecer entendió mi mensaje – no tienes que estar aquí dentro, sabes que puedes recorrer todo el edificio si quieres y sin la necesidad del pase.
-No importa – dije refiriéndome al pase – me hace sentir importante.
-Y lo eres con o sin el pase – dijo – eres mi hija y eso te hace muy importante.
-Si bueno, iré a la cafetería – dije - ¿tú quieres algo?
-No gracias – dijo.
-Regreso enseguida – dije mientras salía de su oficina. 

Fui hasta la cafetería. Ordene algo de café y tome asiento.

-¿Amanda? – pregunto un chico frente a mí.
-¿Si? – pregunte.
-¿No te acuerdas de mí? – pregunto sonriendo.
-Dame una pista – dije.
-Haber… - dijo pensando – ya se. ¿Recuerdas al hijo de Irina?
-No me digas que tu eres Josh – dije levantándome de mi asiento.
-El mismo que viste y calza – dijo riendo.
-Por Dios – dije abalanzándome sobre el - ¿en dónde has estado todo este tiempo?
-Mis padres tomaron la decisión de irse a vivir a España y pues, yo tenía que ir en el paquete – dijo.
-¿Y tu hermana? – pregunte.
-En casa – dijo – a mi padre lo transfirieron a San Francisco pero no le gusto mucho la ciudad y decidió venirse a Los Ángeles – dijo.
-¿Lo volvieron a mover? – pregunte.
-No – dijo – solo que ahora hace una hora de camino para llegar a su empleo.
-Wow – dije.
-Si – dijo – y ¿Qué ha sido de tu vida? Además de tu galán, claro.
-Tonto – dije riendo – pues, nada mas mi madre se volvió a casar y además de mi “galán” eso ha sido todo.
-Si escuche lo de tu madre – dijo – felicidades.
-Si claro – dije riendo.

Seguimos hablando por un rato más hasta que él se tuvo que ir. Yo regrese a la oficina de mi madre, quien se encontraba algo preocupada mientras hablaba con alguien por teléfono. Me senté en uno de sus asientos y simplemente observe todo. Era gracioso a decir verdad.


Después de estar mucho tiempo encerrada en la oficina de mi madre logre salir e irme. Conduje hasta casa de Cait. Como siempre, me estaciono en el mismo lugar y baje. Toque el timbre y vaya sorpresa que me lleve.

-¿Linda? – pregunto extrañado.
-¿Justin? – pregunte.
-Mira nada mas – dijo – enserio el destino nos quiere juntos.
-Así parece – dije con cierta impresión.

El abrió la puerta y yo pase. Le puse llave a mi auto y guarde las llaves en mi bolso. Espere por Justin, quien cerraba el portón con llave.

-Ahora si – dijo tomando mi mano – vamos adentro.
-Vamos – dije.
-Supongo que vienes con Caitlin – dijo mientras entrabamos.
-Acertaste – dije – y yo supongo que vienes por Chris.
-Vaya, tu también acertaste – dijo sonriendo.

Entramos a la casa y el soltó mi mano.

-Amanda – escuche a Cait decir con cierta emoción.
-Cait – dije. Ella se acerco y nos dimos un abrazo.
-Creo que hay muchas cosas que me tienes que contar – dijo ella.
-Las hay – dije con cierta preocupación.
-Estaremos en la cocina – dijo Cait dirigiéndose a Justin.
-Está bien – dijo – yo iré con los chicos.  

Fuimos hasta la cocina y ahí nos quedamos. Caitlin saco dos vasos y los lleno con jugo – suponía yo.

-¿Cómo que fue con los chicos? – pregunte extrañada.
-Si – dijo – hicieron una “reunión” aquí.
-Yo pensaba que venía solamente con Chris – dije.
-No – dijo ella – vinieron todos. Y bueno, poniendo eso a un lado, dime, ¿Cómo va todo?
-Mal – dije con preocupación.
-¿Por qué? – pregunto extrañada.
-Es la estúpida de Nicole – dije.
-¿Qué hiso? – pregunto con interés.
-La estúpida llego y me amenazó. Dijo que me iba a hundir y no sé qué otras cosas más – dije – solamente sé que está loca.
-Vaya – dijo – siempre supe que había algo mal en ella.
-Algo muy malo – dije – ella me declaro la guerra. Según esto ya somos enemigas oficiales, hasta me dijo que sabia como hacerme daño, como hacerme sentir mal y como destrozarme.
-¿Cómo? – pegunto Cait confundida.
-Con Justin – dije – ella cree que es un juego o algo parecido.
-¡Que perra! – dijo Cait – no te dejes Amanda. Si algo pasara, sabes que cuentas conmigo.
-Gracias Cait – dije – pero nada pasara, antes me encargo que se hunda ella a que me hunda yo.
-¿Cómo le harás? – pregunto.
-Mi madre – dije – ella es la única solución y si eso no llegara a funcionar solo nos quedaría la humillación. Yo no me planeo dejar.
-Esa es la actitud – dijo riendo.

Seguimos hablando del mismo tema por unos minutos más. Cait me aconsejo muchas cosas útiles y algunas otras inútiles. También le conté sobre mis pesadillas con Justin. Ella concordaba con mi madre, decía que tenía miedo a que algo pasara entre los dos y para ser sincera, si lo tenía.

-Ya sabes Amanda – dijo Cait – nunca bajes la guardia cuando este ella cerca, es mala.
-Jamás – dije.
-Por cierto – dijo - ¿Qué te parece si vamos un rato de compras? – pregunto.
-Me agrada tu idea – dije con cierta alegría.
-Vamos a avisarles a los demás, por si acaso – dijo ella.
-Vamos.

Salimos hasta el patio, en donde estaban todos. Caminamos hasta que llegamos junto a ellos. Salude a cada uno, incluyendo a Justin.

-Chris, saldremos de casa – dijo Cait – estas a cargo.
-¿A dónde van? – pregunto Christian.
-Por ahí – dijo Cait.
-¿A dónde? – cuestiono Chris con curiosidad.
-Vamos al Centro Comercial – dijo Cait - ¿alguien quiere venir?
-No gracias – dijo Chris – estamos bien así.
-Perfecto – dijimos ambas al unisonó, acción que nos causo algo de risa.
-Nos retiramos – dije.
-Chau – dijeron los chicos.
-Chau – dijimos Cait y yo.
-Cuídense mucho – dijo Justin tomando mi mano.
-Escenitas de amor aquí no – pidió Chris.
-Déjalos – dijo Cait.
-Ya – dije riendo – chau.


Salimos de casa de Cait y subimos a mi auto. Conduje hasta el centro comercial, en donde pasamos horas y horas. Después de un largo rato, regresamos a su casa.  
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