Después de un rato les hablaron para que pudieran empezar
a grabar. Yo me acerque un poco para ver como trabajaban. Era algo interesante
verlos, interesante y gracioso.
-Amanda – escuche decir a Alfredo.
-Fredo – dije riendo – wow, cuánto tiempo tenia de no
verte.
-Es tu culpa, nunca me llamas, nunca nada – dijo Alfredo.
-Mi agenda – dije – tu amigo – dije señalando a Bieber – es
el culpable.
-Hay Bieber – dijo riendo – el muchachito esta medio
loquito.
-Por fin alguien que me entiende – dije riendo.
Justin nos miraba con suspicacia, y como no hacerlo si lo
señalábamos y nos estábamos riendo.
-Sabias que hice una apuesta con el – dije en tono de
pregunta.
-¿Qué apostaron? – cuestiono.
-Todavía no decidimos – dije – pero el acuerdo era nada
de besos. Si él me besa, pierde. Si yo lo beso, pierdo.
-Tu ganaras – dijo riendo – tenlo por seguro.
-No lo sé – dije – con ese muchacho nunca se sabe.
-Así que apostaron – dijo Scooter uniéndose a nuestra
conversación.
-Así es Scoot – dije riendo, digamos que me llevaba muy
bien con la gente aquí.
-Te deseo toda la suerte – dijo Scooter – debes ganarle.
-Le ganare – dije – por ti Scooter – dije riendo.
…
Después de algunas horas salimos del estudio. Aun era
temprano, eran aproximadamente las 5 de la tarde. Justin no quería llegar a su
casa y yo tampoco. No podíamos salir a algún muy público como al cine ya que
nos atacarían. El atino por ir a una heladería y pasar ahí el resto del rato. Yo
estaba bien con eso.
Kenny condujo hasta una heladería cercana. El juraba que
casi no tenía gente. Pasaron unos minutos y llegamos a un tipo de centro
comercial. No era exactamente un centro comercial de los comunes, este era algo
al aire libre. Los pasillos estaban totalmente al aire libre pero con techos
por si acaso llegaba a llover. Las tiendas eran normales, solamente los
pasillos eran extraños.
-¿Seguro que no habrá gente? – pregunto Justin mirando
hacia afuera.
-Créanme – dijo Kenny – además, estaré por aquí por si
llega a pasar algo.
-No es necesario – dijo Justin.
-Uno nunca sabe – dijo sabiamente Kenny.
-Déjalo Justin – dije – está bien que este aquí.
-Está bien – dijo – pero también quiero tener algo de
privacidad con Amanda.
-Tranquilo – dijo Kenny riendo – mantendré mi distancia.
Kenny bajo de la camioneta y nos ayudo a nosotros. Justin
me tomo de la cintura, pegándome hacia él, mientras que yo colocaba mi mano en
su espalda. Caminamos por todo el estacionamiento hasta que llegamos a la plaza
(así se les llama a los centros comerciales en donde vivo).
-Yo me iré por haya – dijo Kenny señalando hacia una
tienda.
-Está bien – dijo Bieber.
-Ya saben – dijo Kenny en advertencia – si pasa algo me
avisan.
-Claro que si – dije.
-Chau tortolos – dijo Kenny riendo.
Kenny se fue, dejándonos solos. Seguimos caminando hasta
una heladería. Como Kenny había dicho no había tanta gente, solo unas pocas
familias. Justin se separo de mí y abrió la puerta. Entre al local seguida por Justin.
Tomamos asiento en un lugar algo más alejado y a los segundos un chavo de entre
17 a 18 años se nos acerco.
-Bienvenidos – dijo sonriendo - ¿Qué van a querer?
-Yo aun no decido – dijo Justin - ¿y tu linda?
-Tampoco – dije.
-¿Qué les parece si regreso en unos minutos? – pregunto el
muchacho.
-Por mi está bien – dije.
-Está bien – dijo Justin.
El muchacho se fue, sonriendo.
-Creo que sonríe mucho – dijo Justin mirándolo.
-Justin – dije como en regaño.
-¿Qué? – pregunto riendo – es la verdad.
-Que malo eres – dije riendo – aunque no tiene nada de
malo sonreír mucho.
-¿Lo defiendes? – cuestiono intentando parecer ofendido. Era
malo en esto, sabía que estaba conteniendo su risa a más no poder.
-Pues… - dije, lo molestaría solo un poco – el tenia lo
suyo.
-Amanda – dijo “molesto” – no digas esas cosas.
-Claro que no jefe – dije riendo.
-Como te gusta jugar con mis sentimientos – dijo mientras
ponía cara de tristeza.
-¿Estas triste? – pregunte conteniendo mi risa.
-Mucho – dijo haciendo pucheritos – pero dicen que con un
beso se quita.
-Pobre de ti – dije – creo que tendrás que quedar así,
triste.
-¿Me piensas dejar así? – cuestiono con el mismo tono de
antes.
-Claro – dije – te ves más guapo cuando estas triste.
-Ósea que me piensas dejar todo triste – dijo usando el
mismo tono – dolido porque mi hermosísima novia no me quiso dar ni un solo
beso.
-Así es – dije – yo no seré quien pierda la apuesta.
-Ya veras, yo voy
a ganar – dijo seguro.
-Yo no lo creo – dije sonriéndole.
El muchacho regreso y ahora si ordenamos. Pedimos lo que
quisimos y él se regreso. Justin se había molestado ya que aseguraba el “tipo” –
como él lo llamaba – me había estado coqueteando en ese ratito.
-Yo solo sigo – dijo Justin.
-Hay Justin, que cosas dices – dije - ¿Cómo se te ocurre
eso?
-Es la mejor opción – dijo – además ya van varias veces
que veo a uno que otro mironcito.
-Lo más seguro es que te miraban a ti – dije.
-No creo que un hombre me mira de forma picarona – dijo Justin
– tal vez una mujer si, un hombre no lo creo.
-Aunque también puede que estés viendo mal – dije – si quieres
le puedo decir a mi mamá que te haga unos lentes.
-No necesito lentes, sonsita – dijo riendo.
-Sabes, ya no sé si lo dices enserio o es un truco para
que pierda mi apuesta – dije pensativa.
-¿Cómo puedes creer eso de mi? – pregunto en un tono de indignación.
-Uy si – dije - ¿Cómo pude pensar eso? Si tú eres incapaz
– dije con sarcasmo.
-Si note tu sarcasmo – dijo riendo.
Pasamos un buen rato en la heladería, solamente bobeando.
Justin parecía muy enfocado en hacerme perder la apuesta, no sabía si era
porque en verdad quería un beso o ya tenía planeado lo que tendría que hacer. Aunque
intentaba yo no me dejaba, esta vez yo ganaría.
Se dieron las 8 y decidimos regresar. Kenny nos dejo en
casa de Justin.
-¿No quieres pasar? – pregunto Justin.
-No puedo – dije – tengo que llegar a casa.
-¿Qué hora es? – pregunto.
-Como las 8 y media – dije.
-Vamos, diez minutos – pidió.
-No, ni un minuto – dije riendo – no hasta que la apuesta
acabe.
-Acabara pronto créeme – dijo Justin.
-Porque yo ganare – dije sonriendo.
-No lo creo – dije Justin muy seguro de sí mismo.
-Bueno, ahora si me voy – dije abriendo la puerta de mi
auto.
-Chau linda – dijo – y gracias por acompañarme.
-De nada – dije riendo – chau.
Subí a mi auto y arranque. En cuestión de minutos llegue
a casa. Al entrar fui directo por Perris. La busque por todo el patio pero no
la encontré.
-Esta con Alejandro – dijo mi madre mientras entraba a la
cocina.
-¿Quién? – pregunte.
-Perris – dijo – la tiene tu hermano. Al parecer se
encariño con ella.
-No lo culpo – dije riendo – dejare que la tenga por un
rato.
-Está bien – dijo mi madre – y, como te fue.
-Bien – dije mientras colocaba comida en el plato de Perris.
-Hable con Pattie – dijo mamá.
-¿Y? – pregunte - ¿Qué te dijo?
-Pues, quiere que vayas a una boda – dijo – de una
hermana suya.
-¿Cuándo es? – cuestione.
-Es dentro de dos semanas – dijo mamá.
-¿Nada más para eso hablo? – cuestione extrañada.
-No – dijo mamá – estuvimos platicando y quedamos en que
nos juntaríamos un día de estos, ya sabes a tomar café o algo así.
-Oh – dije – me alegro por ustedes.
-Gracias hija – dijo mamá - ¿tienes hambre?
-Claro que si – dije riendo.
-¿Qué quieres de cenar? – pregunto.
-No lo sé – dije - ¿podríamos pedir algo de afuera?
-Claro – dijo mamá.
…5 días después…
El tiempo se me ha ido volando. Mi madre ya empezó con
sus presiones sobre la escuela ya que faltaban algunas semanas para que entrara.
Ella decía que ya era una adolecente responsable así que yo sería la que
comprase todos mis materiales. Eso no me molestaba, para nada, así que era una
tarea fácil. Además de eso, mi madre accedió a darme una cantidad de dinero
para comprar ropa, con la excusa de que pronto entraría a la escuela y debía de
tener mucha ropa.
Con Justin ha sido un lio, desde hace tres días no nos
vemos. No vayan a pensar mal, no nos hemos peleado pero, el chico es muy
tramposo. Ha hecho hasta lo imposible por que pierda la apuesta, al parecer
sabe muy bien con que me va a “castigar”. En realidad lo he estando evitando, así
no caeré en sus trampas. El dice que eso es trampa y que alargaría la fecha
pero no se vale.
Justamente estoy atascada en el tráfico, con mi queridísima
Perris. Hoy le tocara su primera vacuna y también me entregaran su collar con
su placa. Perris ha resultado ser todo un caso. Ya me destrozó una sandalia,
una blusa y una calceta. Como mi madre había dicho, la perra esta desatada.
Busque un lugar fuera de la veterinaria. Estacione mi
coche y tome a Perris. Baje del auto con la perra en brazos. Entramos al lugar
y fui directo a una mesa en donde se supone ponían las vacunas y todo eso.
-Hola – dijo una señora.
-Hola – dije – mi perrita tenía cita hoy para sus
vacunas.
-¿El nombre? – cuestiono.
-Perris – dije algo tímida.
-Sí, aquí esta – dijo checando la lista – ya regreso.
La señora se fue por unos segundos. Regreso junto con el
veterinario, lo reconocí por su bata. La señora tenía unas jeringas en su mano.
-Hola Amanda – dijo el veterinario amablemente.
-Hola – dije.
-Solo le pondremos dos vacunas, nada más – dijo el doctor
– y ahorita te daremos una cartilla para que tengas registrado todo lo que se
le haga.
-Ok – dije.
El doctor tomo a la perrita con suma delicadeza. Yo me
voltee ya que no soportaba ver cuando inyectaban a alguien, o a algo. Solo escuche
el ruido que hacia Perris, el dolor que sentía. Por suerte solo fueron dos
vacunas.
-Ya esta – dijo y yo me voltee.
-¿Cuánto va a ser? – cuestione.
-Nada – dijo el doctor – cuando su madre compro al perro
ya le teníamos incluidas vacunas.
-Ok – dije – gracias.
-De nada – dijo.
Me despedí y me fui de ahí con mi perrita. La regrese a
su asiento y conduje hasta la tienda del collar. Fue un recorrido corto, en cuestión
de minutos llegue.
Le colocaron el collar con su placa, se veía totalmente
linda. A demás de eso le compre un asiento para cuando vaya en mi carro junto
con una bolsa para llevarlo a todos lados. Termine mis compras y regrese a
casa.
-¿Cómo les fue? – cuestiono Alejandro en cuanto me vio
entrar.
-Bien – dije – ya tiene su collar y todo.
-Mira nada mas – dijo Alejandro mientras la cargaba.
-¿Ya te encariñaste? – cuestione riendo.
-Es imposible no caer ante ella.
-Ya lo creo – dije – subiré a mi habitación.
-Ok – dijo.
Subí a mi habitación y deje las cosas de Perris sobre la
cama. Sentí algo vibrar dentro de mi bolso, mi celular. Abrí el bolso y
conteste.
Al teléfono.
-Bueno – dije.
-Linda – dijo Justin.
-Hola Just – dije riendo.
-¿Aceptaras mi invitación?
– pregunto.
-No – dije.
-¿Por qué no? –
pregunto.
-Ya sabes que te
estoy evitando – dije en tono de pregunta.
-Eso no vale – dijo
– es trampa.
-Trampa es la que tú
haces – dije.
-Está bien, está
bien – dijo – ya no hare trampa.
-Júramelo – ordene.
-Te lo juro hermosa
– dijo.
-Está bien – dije –
te creo.
-Entonces, ¿aceptaras
mi invitación? – cuestiono.
-¿A dónde? –
pregunte.
-Ya lo sabrás –
dijo riendo – pasare por ti en una hora.
-Está bien – dije –
chau.
-Chau linda – dijo.
Colgué el teléfono y lo regrese a mi bolso. Me mire al
espejo y a decir verdad, me lleve un leve susto. Mi pelo estaba hecho un asco. Entre
al baño corriendo y me lo arregle un poco. Por lastima aun se veía mal así que decidí
alisármelo. Eso me llevo una media hora, aun y que tuviera el pelo algo liso me
era difícil por la cantidad, tenía mucho pelo.
Termine de arreglarme y Salí del baño. Tome mi bolso y
baje a la cocina.
-¿A dónde iras? – cuestiono Alejandro.
-No lo sé – dije – dijo que era sorpresa.
-¿Quién te dijo eso? ¿Justin? – pregunto.
-No – dije con sarcasmo – fue el vecino.
-Hay – dijo riendo – que delicada.
-Es que hay veces que preguntas cosas muy estúpidas –
dije.
-Ya – dijo riendo - ¿le puedo dar de comer a la perrita?
-Si quieres – dije – pero no le des mucha comida, si no
se chiflara.
-Está bien – dijo.
Pasaron unos minutos y Justin llego. Me despedí de Alejandro
y Perris y Salí de casa. Subimos a su camioneta y el arranco.
-Solo para que sepas, Kenny vendrá detrás de nosotros –
dijo Justin.
-Está bien – dije extrañada.
-Te tengo una queja – dijo.
-¿Cuál? – pregunte extrañada.
-Tu si vas y besuqueas a un perro pero no me puedes dar
ni un besito chiquito a mi – dijo Justin.
-Es perra – dije.
-No importa – dijo – aun así la quieres más que a mí –
dijo haciéndose el ofendido.
-¿Cómo puedes decir eso? – pregunte mientras reía.
-Es la verdad – dijo usando el mismo tono de antes.
-¡Qué gran mentira! – dije.
-¿Cuándo terminara la apuesta? – pregunto.
-Pues para mañana en la mañana se cumplirán los 7 días –
dije.
-Está bien – dijo sonriendo – aguantare un día más.
-Pero recuerda de mis días evitándote – dije – fueron como
tres.
-No valen recuerda – dijo sonriendo.
-¡Ah verdad! – dije riendo.
Justin siguió conduciendo por un rato hasta que tomo un
lugar en el estacionamiento del centro comercial.
-¿Qué se supone que haremos? – cuestione mientras bajaba.
-Iremos al cine – dijo cerrando mi puerta – es el único lugar
en donde no podre besarte.
-¿Por qué no? – pregunte.
-Porque no te quiero distraer – dijo.
-Tranquilo – dije – no me molesta.
-No, claro que no – dijo con cierto tono de sarcasmo.
-Planeas quedarte aquí o como – dije riendo.
-Vamos chiquilla impaciente – dijo.
Tomo mi mano y comenzamos a caminar. Kenny venia justo detrás
de nosotros con Alfredo y otro chico. Voltee a verlos y los salude con la mano,
ellos hicieron lo mismo. Ya dentro los saludaría como se debe.
Fue fácil entrar ya que casi no había gente por esa sección.
Fuimos hasta la entrada de cine y ahí nos detuvimos. Kenny, Alfredo y el
desconocido nos alcanzaron y los salude, a los tres.
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