-Amanda – grito Alejandro con algo de emoción.
-Tonto – dije riendo. El se abalanzo sobre mí y me
abrazo. Parecía haberme extrañado.
-Te extrañe – dijo él.
-¿No que no? – pregunte.
-Claro que si te extrañe – dijo – sin ti no es lo mismo.
-Claro que no – dije riendo.
-¿Quién iba a romper todo en casa? ¿Quién iba a
molestarme en todo este tiempo? – Pregunto – ese era tu trabajo.
-Sonso – dije.
Nos separamos y voltee, ahí estaba mi madre, sonriéndome.
A pesar de todo la había extrañado, así como mi trabajo era molestar a mi
hermano, el trabajo de mi madre era molestarme con sus decisiones y de alguna
forma, extrañe eso.
-Hijita – dijo ella abrazándome.
-Hola mamá – dije sonriéndole.
-¿Cómo te fue? – pregunto ella.
-Muy bien – dije sonriendo al recordar.
-Me alegro – dijo ella – regresemos a casa, ahí me
cuentas todo, ¿Qué te parece?
-Perfecto – dije.
Tome mis maletas y salimos del aeropuerto. Batallamos un
poco con la prensa, estaban todos en bola y no dejaban pasar a nadie. Unas
personas de seguridad nos ayudarnos y logramos pasar.
-¿Compraste una camioneta? – pregunte extrañada, esta no
era la misma que mi mama siempre usa.
-Si – dijo ella – no tenía una camioneta propia y ya
sabes que a mí no me gusta usar las cosas de los demás por más que él sea mi
esposo.
-Cierto – dije - ¿esta era la sorpresa de la que me habías
hablado?
-No – dijo mi madre riendo – tendrás que esperar a llegar
a la casa.
-¿Tu sabes qué es? – le pregunte a Alejandro.
-Si – dijo el – pero no te diré.
-Ah que mamon – dije de broma.
-Amanda – grito mi madre, ahí viene el regaño – no digas
esas barbaridades.
-Ya mamá – dije – solo era una bromita.
-Una bromita – dijo arremedándome – no la repitas.
-Ok – dije riendo – tu tranquila.
Llegamos a casa después de mucho rato. Se sintió muy
extraño entrar después de casi un mes fuera. Pude notar que había algunos
cambios, no muy grandes pero cambios son cambios. Habían puesto fotos de mi, de
Alejandro, de mi madre, de Gustavo, incluso había fotos de los 4, como si fuéramos
una familia de verdad.
-¿Cuándo pusieron todo eso? – pregunte.
-Hace dos semanas – dijo mi madre.
-¿Por qué? – pregunte extrañada.
-Nada más – dijo ella – es decoración, para que no se vea
tan sola esa parte.
-Ok – dije.
-Si quieres ve a dejar tus cosas y comemos – dijo mi
madre – después yo me iré a trabajar.
-Ok – dije – Alejandro, ayúdame.
-Está bien – dijo él.
Con ayuda de Alejandro subimos las maletas a mi
habitación. Al parecer todo estaba como lo había dejado anteriormente. Las
cortinas seguían cerradas, las puertas con llave, mi cama tendida, mi sofá
limpio, todo estaba correcto.
-Ven, hay que bajar – dijo Alejandro dejando las maletas
en la entrada de mi habitación – luego acomodas tus cosas.
-Ok – dije.
Bajamos a la cocina en donde mi madre aguardaba.
-Chicos, salgamos a comer – dijo mi madre sonriéndonos –
vayamos a celebrar que llegaste Amanda.
-Pero no es necesario celebrarlo – dije.
-Entonces vayamos sin ninguna razón – dijo ella.
No había una forma de discutirlo, mi madre quería salir y
así seria. El problema era buscar un lugar adecuado. Yo no sabía mucho sobre
restaurantes ni nada de eso, por otro lado mi madre parecía sabérselos todos.
-Entonces que, ¿iremos o no? – pregunto mi madre.
-Pues si – dijo Alejandro – vayamos.
-Pero, espera – dijo mi madre – Alejandro, avisa.
-Ah, cierto – dijo Alejandro – ya vuelvo.
Alejandro salió y fue a hablar con alguien. Regreso y
salimos de casa. Subimos a la camioneta de mi madre y ella condujo hasta un
restaurante Italiano, según ella, muy recomendado. Yo pedí algo sencillo,
pasta. No tenía mucho apetito, había llegado cansada y mi único deseo en ese
momento era dormir.
-Y dime Amanda, ¿Cómo te la pasaste? – pregunto mi madre.
-Muy bien – dije.
-¿Qué hicieron? – pregunto Alejandro.
-Pues, fueron muchos festivales y entrevistas – dije.
-¿A dónde fueron? – pregunto mi madre.
-Fuimos a España, Francia, Alemania, Suiza, Inglaterra,
Italia, y muchos más – dije.
-¿Te gusto el viaje? – pregunto mi madre.
-Claro que si – dije sonriendo, ¿Cómo no me iba a gustar?
-Me alegro mucho – dijo mi madre.
Seguimos hablando hasta que llego nuestra comida. Desde ahí
todo transcurrió en silencio. La comida estaba deliciosa, al parecer este restaurante
si era muy recomendable.
Terminamos de comer y mi madre pago la cuenta. Salimos del
restaurante y fuimos a casa. Mi madre nos dejaría y se iría ya que ella tiene
que trabajar. Digamos que me gustaba la idea ya que tenía que desempacar y
muchas cosas más. En cuanto llegamos, bajamos de la camioneta y mama se fue.
-Ya llego tu carro – dije mirándolo.
-Si – dijo el – hace como dos semanas.
-¿Por qué no me habías dicho? – pregunte.
-Quería que te dieras cuenta sola – dijo él.
-Es lindo – dije.
-Nunca lo usaras – dijo él.
-Ni que quisera – dije riendo – para eso tengo el mío.
-Si claro – dijo con sarcasmo – ya entremos.
-Claro jefe – dije riendo.
Caminamos hasta la entrada de la casa. Abrí la puerta y
entramos a casa. Normalmente siempre está abierta ya que hay gente dentro de
esta y también porque mi madre no confía en nosotros como para tener una copia
de las llaves de la casa.
-Por cierto – dije - ¿en donde esta mi coche?
-Guardado – dijo Alejandro – como no lo usabas lo
guardaron.
-Ah ok – dije – bueno, iré arriba.
-Ok – dijo él.
Subí las escaleras con tranquilidad. Mientras me
aproximaba a mi habitación escuche ruidos extraños provenientes de una habitación.
Camina hasta la puerta y fui a revisar que todo estuviera bien. Abrí la puerta
de la habitación y entre.
-Amanda – dijeron ellos dos mi nombre con entusiasmo.
-¿Qué hacen aquí? – pregunte riendo.
-Pues, nuestra madre está de viaje – dijo Owen – y papá
se ofreció a cuidarnos.
-Obviamente tonto – dijo Sea – somos sus hijos, ¿Qué esperabas?
-Cierto – dijo Owen entre risas.
-¿Desde cuándo están aquí? – pregunte.
-Desde hace unos días – dijo Sean – no muchos.
-Cuando llegamos tú no estabas – dijo Owen.
-Obviamente – dije riendo – si no los hubiera saludado y sabría
que estaban aquí.
-Muy cierto – dijo Owen.
-Bueno chicos, iré a desempacar – dije – chau.
-Chau – dijeron ambos.
Salí de esa habitación y fui a la mía, que estaba a dos
puertas. Entre y fui directo por mis maletas. Una por una les fui sacando todo.
Para mi sorpresa, todo solamente me llevo una hora con algunos minutos.
Termine y me tire sobre mi cama. Se sentía tan diferente,
todo. Por una parte yo quería seguir ahí, con todos pero por otra, quería estar
aquí, dormir a mis horas, no hacer nada, etc. Sentí algo vibrar en la cama, me
voltee y era mi celular. Lo tome y conteste.
Al teléfono.
-Bueno – dije al
contestar.
-Amanda – dijo.
-Hola Justin – dije
mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro.
-¿Ya desempacaste? –
pregunto.
-Si – dije sin que
la sonrisa se borrara.
-¿Tan rápido? –
pregunto incrédulo.
-Para que veas –
dije.
-Mira nada mas –
dijo – yo apenas llevo una maleta, es más, apenas llevo la mitad.
-¿Cuándo empezaste?
– pregunte.
-Hace unos minutos –
dijo él.
-Con razón – dije –
yo empecé hace como una hora.
-Aun así – dijo el –
fue rápido.
-Tal vez – dije
riendo.
-Por cierto, te
llamaba para saber si saldremos mañana – dijo él.
-Por mi encantadísima
– dije.
-Entonces es un
hecho – dijo – pero, ¿a qué hora?
-Tu dime – dije riendo
– debes estar cansado.
-Pues sí, pero, te veré
a ti y eso me importa más – dijo, no pude evitar sonreír como tonta.
-¿Por qué eres tan
lindo? – pregunte – debería ser ilegal.
-Es la verdad –
dijo él – además, no es mi culpa que seas irresistible.
-Tampoco es mi
culpa que seas así de galán – dije riendo.
-Que te puedo decir
– dijo.
-Egocéntrico - dije riendo.
-No es cierto –
dijo el – aun así, dime, ¿a qué hora?
-No lo sé – dije pensativa
- ¿Qué te parece a las 4 de la tarde?
-Perfecto – dijo el
– pasare por ti a las 4 en punto.
-Y que se supone
que haremos – pregunte extrañada.
-No te diré – dijo riendo
– será algo sorpresa.
-Ok – dije – ni modo.
Nos vemos.
-Chau linda – dijo el
– te quiero.
-Igual – dije sonriendo
– chau.
Colgué la llamada ya que escuche que alguien estaba
afuera de mi habitación. Deje mi celular sobre mi cama y abrí la puerta de mi habitación,
ahí estaba Alejandro hablando con alguien por celular. Al verme inmediatamente
se despidió y colgó. Algo estaba pasando con él.
-Hola hermanito – dije mirándolo sospechosamente.
-Hola Mandy – dijo el sonriendo.
-Hace mucho que no me decías así – dije mirándolo con mas
sospecha.
-Lo sé – dijo – es solo que lo recordé y te quise decir así.
-¿Qué ocultas? – pregunte.
-Yo nada – dijo el – y tú, ¿Qué ocultas?
-Nada – dije tranquila, el no debe de sospechar nada.
-¿Segura? – pregunto, ¿acaso el sabe de algo mío?
-Segurísima – dije.
El solo me miro y se fue. Me di cuenta de lo que él hacía,
solo intentaba hacerme ver como si yo ocultara algo para ocultar lo suyo. Siempre
lo hacía cuando yo descubría alguna mentira suya o alguna noviecita suya. Sabía
que algo me ocultaba, con el simple hecho que al salir de la habitación se
apresuro a colgar y que después estuviera muy sonriente e incluso me llamara Mandy,
eso solo significaba que el ocultaba algo, lo más probable, una novia.
Pasaron las horas y llego la noche. Mi madre ya había
llegado, al igual que Gustavo. Ya estaba todo listo para la cena así que como
siempre, mi madre se ponía como bocina, haciendo mucho ruido para llamar la
atención nuestra. Bajamos todos antes de que se pusiera a gritar. Tomamos un
lugar en la mesa y esperamos. No pude dejar de notar que Owen y Sean tenían una
buena relación con mi madre, o bueno, eso aparentaban. Me alegraba por ellos
pero, era extraño y era aun más extraño sabiendo que ellos se llevaban mejor
con mi madre de lo que yo me llevaba con ella.
-Bueno, ya traigo la cena – dijo mi madre.
Entro a la cocina y al instante salió con unos platos de
comida, detrás venia Gretta con mas platos.
-Coman muchachos – dijo mi madre.
La cena fue algo extraña. Parecía como si ellos fueran
mis hermanos, en parte lo son pero no de la misma forma que yo y Alejandro.
Simplemente saber que ellos puedan tener una mejor relación con mi madre y
Gustavo es extraño, aun mas sabiendo que yo a comparación de ellos podría
parecer una simple visita por la forma en que los trato. Esto no significa que
ya me llevare bien con Gustavo, para nada, es más, esto no me afecta. Tal vez sea extraño para mí pero eso no
significa que me ponga celosa ni nada de eso, yo no soy celosa, eso se lo debo
a mi madre.
¿Por qué no pienso arreglar las cosas con Gustavo?
Simplemente que tengo miedo. Ya tuve suficiente con 4 casamientos, otro mas ya
no lo soportare, al menos no hasta que sea mayor de edad y logre separarme de
la familia.
Normalmente siempre que me empezaba a llevar bien con sus
esposos – que por cierto me tomaba mucho tiempo – ella decidía que era hora de
ponerles un punto final. Siempre pensé que eso era un tipo de complot hacia mí
y aun mantengo esa idea. Yo no me llevare bien con él a menos que de verdad
sepa que ellos se aman y pase lo que pase no se van a separar.
Termine mi cena y recogí mi plato. Lo deje en la cocina y
me fui a mi habitación. Estaba exhausta, por fin tenía la oportunidad de descansar,
tranquila sin ninguna preocupación.
Al día siguiente…
Desperté, no sé qué hora sea y la verdad me da igual. Me
levante de la cama y me introduje al baño. Encendí la ducha y me quite la ropa.
Tome mi ducha de siempre, excepto que se sentía diferente. No era lo mismo
ducharse en un hotel a ducharse en tu propio baño.
Después de un rato Salí. Me seque y me cambie por esto http://www.polyvore.com/cgi/set?id=49770714&.locale=es.
Me cepille el cabello con lentitud, quería que todo quedara perfecto. Salí del
baño y baje a la sala en donde estaban Alejandro, Owen y Sean observando un
partido de futbol americano.
-¿Qué hora es? – pregunte al entrar.
-Son como las 11 – dijo Sean sin dejar de mirar la
televisión.
-Por cierto, te hablo Caitlin – dijo Alejandro – dijo que
era urgente.
-Ok – dije – iré a su casa.
-Está bien – dijo Alejandro – Chau.
-Chau chicos.
Tome las llaves de mi auto y Salí de casa. Fui hasta el
garaje en donde se suponía guardaban todos los autos, ahí estaba justamente el
mío, a un lado de una camioneta. Me introduje en mi auto y lo encendí. Lo saque
con cuidado de ahí y Salí de casa. Conduje hasta casa de Caitlin. Me estacione
justo detrás de su auto y me baje. Toque el timbre y a los pocos segundos apareció
Cait.
-Hasta que por fin llegas – dijo ella exaltada.
-A mi también me da gusto verte – dije mientras ella abría
el portón.
-Te extrañe amiga – dijo ella saliendo de su casa y abrazándome.
-Yo también – dije correspondiendo su abrazo.
-Hay muchas cosas que debo contarte – dijo ella separándose
de mi – demasiadas.
-Pues cuéntamelas – dije.
-Pero no puedo decírtelas en casa – dijo ella – mejor
vayamos a otra parte.
-Ya se a donde – dije pensando – hay una heladería cercana
a mi casa, ahí casi nunca hay nadie, es simplemente perfecto.
-Pues vamos – dijo ella.
Ella cerró el portón y subimos a mi auto. Conduje hasta
la heladería mientras ella me platicaba algunas cosas, nada importantes. En cuanto
llegamos me estacione justo enfrente. Bajamos del auto y entramos. Justo como
me lo imaginaba, no había más que tres personas.
-Ven, pidamos algo o nos corren – dije.
-Cierto – dijo ella riendo.
Pasamos a la caja y pedimos nuestro helado. Esperamos a
que nos lo entregaran y nos fuimos a sentar.
-Así que dime, que me tienes que contar – dije tomando
asiento.
-Pues hay muchas cosas – dijo ella – pero una que creo
que es la que más te va a interesar.
-Dime – dije ansiosa - ¿de qué trata?
-Tiene que ver con tu hermano – dijo ella.
-¿Qué pasa con él? – pregunte.
-¿Tu sabias que tenia novia? – pregunto ella.
-No – dije extrañada - ¿tiene novia?
-Pues, eso parece – dijo ella.
-Lo sabia – dije victoriosa.
-Pero hay algo malo con la chica – dijo Cait.
-¿Qué pasa con ella? – pregunte.
-Te diré algunas cosas de ella – empezó – primero, ella
se llama Nicole, recuerda ese nombre.
-Ok – dije.
-Segundo, ella va a la misma escuela a la que yo voy
entonces conozco como es ella – dijo – debo decirte que es la peor persona que
pueda existir, simplemente la peor. Es muy venenosa y mala, también es frívola.
Te lo digo porque alguna vez fui su amiga y no la aguantaba, era insoportable y
odiable también.
-¿Cómo crees que se conocieron? – pregunte.
-Antes de Nicole, tu hermano estaba en planes con una
chica llamada Lauren. Ellos dos salían mucho y se decía que el estaba a punto
de hacerse novios hasta que llego Nicole, quien es muy amiga de Lauren. Claro
que después de eso Lauren se alejo de ella y no se han vuelto a hablar según tengo
entendido.
-¿Cómo sabes eso? – pregunte.
-Lauren y yo somos amigas – dijo ella.
-Wow – dije – no puedo creerlo. ¿Cómo es que Alejandro se
pudo fijar en esa persona?
-Pues, no es fea – dijo Cait.
-Aun así – dije – eso que hiso estuvo muy mal.
-Lo sé – dijo ella – pero en parte no fue su culpa, fue más
culpable Nicole que Alejandro.
-Como quiera – dije – el no tuvo porque haber tratado a
esa chica de esa forma.
Seguimos hablando del mismo tema por un rato. Aun no podía
creerlo, ¿Cómo es que Alejandro es tan tonto? Eso no está bien. No podía decir
nada ya que si yo le reclamaba de algo a Alejandro se daría cuenta que la que
me conto todo eso fue Cait. No me quedaba de otra más que quedarme callada.
-Y dime, ¿Qué mas tienes que contarme? – pregunte.
-Pues, adivina – dijo ella esbozando una gran sonrisa.
-Dime – dije ansiosa.
-Carlos y yo – empezó ella.
-No lo puedo creer – dije adivinando - ¿son novios?
-Si – dijo ella con algo de pena.
-Wow Cait – dije feliz – que felicidad. Me alegro por
ustedes dos.
-Gracias – dijo ella – y parce que tú no te quedas atrás.
-¿De qué hablas? – pregunte riendo.
-No me negaras que entre Justin y tú hay algo – dijo ella.
-¿Qué dices? – pregunte riendo.
-No me digas que no – dijo ella – además apenas en la
mañana aparecieron unas lindas fotos de Justin con una chica misteriosa en
Paris.
-¿Cómo sabes que era yo? – pregunte.
-Por favor Amanda – dijo ella riendo – la chica llevaba
tu mismo cabello y forma de vestir, además la chica se parecía demasiado a ti.
-Coincidencia – dije.
-Por favor Amanda, yo te conté sobre Carlos – dijo –
ahora tu cuéntame sobre Justin.
-Está bien – dije – pero no digas nada.
-Oh por dios – dijo ella - ¿Ustedes dos están de pareja? –
pregunto en susurros.
-Puede ser – dije.
-Por dios – dijo ella – lo sabía, sabía que estarían juntos.
Soy una síquica.
-Pero no puedes decir nada – dije alarmada.
-Trato hecho – dijo ella riendo. Ella volteo un momento y
se quedo seria.
-¿Qué pasa? – pregunte en susurros.
-Nicole esta aquí – dijo ella – mira, es la de verde.
Voltee mi mirada hacia el grupo de gente que entraba,
eran unas cinco personas. Mire a una chica vestida en verdad, a decir verdad no
era fea pero tampoco hermosa, simplemente normal. Seguramente mediría un metro
con 59 centímetros a juzgar por su tamaño. Tenía el cabello negro y una tez aperadla.
A mi gusto parecía una chica común y corriente, sin mucho chiste.
-¿Cuánto mide? – dije riendo.
-Es algo chaparra – dijo Cait – apenas y mide 1. 57 –
dijo ella - ¿Cuánto mides tú?
-1. 71 – dije – en mi familia todos son altos.
-Así parece – dijo riendo – mejor vámonos.
-Si – dije riendo.
(NOTA: en esta novela Justin será altito haha, según yo
el media como 1 65 o algo así)
Nos levantamos de la mesa y comenzamos a caminar hacia la
salida. Al pasar frente a esos chicos una de ellas nos detuvo.
-Caitlin – dijo una de ellas.
-Renata – dijo Cait - ¿Cómo has estado?
-Muy bien – dijo ella.
-Mira ella es Amanda – dijo Cait.
-¿Amanda qué? – pregunto la tal Nicole algo interesada.
-Amanda Garza – dije sonriendo falsamente.
-Tú eres la hermana de Alejandro Garza – dijo Nicole.
-Si – dije sin prestarle atención.
-Ah – dijo ella observándome de arriba abajo.
-Ya terminaste de observarme porque me tengo que ir –
dije tranquila. La gente alrededor de Nicole me miraron extrañados, supongo que
no era normal que alguien le hablara así a ella, ella solo me hiso una cara
extraña – quita esa carita que te vas a arrugar y a Alejandro no le gustan así –
ella me miro con rabia, ahora si me había ganado a una enemiga, ella empezó a
notar mi desagrado.
-No es mi culpa que él tenga una hermana celosa – dijo ella
dirigiéndose a alguien más.
-No linda, yo no soy celosa – dije – pero a pura vista,
tienes pinta de perra y yo no quiero que mi hermano termine en malos pasos por
alguien como tú, es mas no quiero que tú estés cerca de mi familia.
-Lástima porque ya lo estoy – dijo ella burlona.
-Disfruta el tiempo – dije riendo – porque mi madre nunca
permitiría que alguien como tu este con alguien como mi hermano, para empezar.
-¿Me amenazas? – pregunto ella.
-No es amenaza querida – dije – es la realidad. Te preparo
porque eso es lo que sucederá. Por si no lo sabes, mi madre conoce modelos,
millones. En cualquier momento ella se decide y le presenta unas cuantas a mi
hermano y para serte sincera, a ti te botan al instante.
-Eso ya lo veremos – dijo ella amenazante – a mí nadie me
cambia.
-Yo que tu, no estaría tan segura – dije. Ella se quedo
callado, como debería de estarlo – vámonos Cait.
Mientras salíamos del local pude sentir las miradas de
los demás. Simplemente lo ignore y subí a mi auto. Encendí el coche y emprendí
la marcha.
-¿Qué fue todo eso? – pregunto Cait riendo.
-Solo fue una péquela bienvenida – dije – a esa perra le
espera lo peor.
-A veces das miedo – dijo Cait riendo.
-Espera a verla – dije – no permitiré que tome provecho
de esta familia. Lo único que quiere es el dinero o poquita fama, ya paso una
vez y todo fue un desastre – dije – no permitiré que vuelva a suceder.
-Haces bien – dijo Cait.
Seguimos todo el camino hasta su casa charlando sobre lo
mismo. Tal vez digan olvídala, no le des atención pero, a ese tipo de gente
como lo es Nicole siempre hay que darles atención. Ella son las peores, lo único
que buscan es fama, dinero o alguna cosa relacionada. Como dije antes, esto ya
paso una vez y todo fue un desastre. Desde ese entonces se supone deberíamos estar
más atentos a quienes están junto a nosotros, pero claro, Alejandro se deja
engañar muy fácilmente en cuanto a sus novias.
Deje a Cait en su casa y me pase a la mía. Fueron 20 minutos
de trayecto de casa de Cait a mi casa. Al llegar estacione mi coche frente a la
casa y lo apague. Me baje de este y entre a casa. Los chicos seguían en sus
mismas posiciones, al parecer el juego aun no terminaba. Mire el reloj de la
entrada. Este decía que apenas eran las 2 y media de la tarde, por lo que aun
me quedaba mucho tiempo antes que llegara Bieber.
El partido termino y Owen y Sean se fueron a sus
respectivas habitaciones, al parecer se alistarían ya que saldrían.
-Llamo tu novio – dijo Alejandro riendo.
-…
Por cierto, a las chicas que han comentado, muchisisisisimas gracias. No he podido responder los coments porque me ocupo mas en escribir, lo siento :( pero ya falta poco chicas este sábado presentare el gran examen, después de eso tendré como una semana y empiezo finales. Termino finales y serán vacaciones de verano hasta el 3 de agosto ya inicio preparatoria. Solo les digo que después de presentar este examen super importante de la preparatoria - el del sábado - tendré mucho tiempo para escribir ;)