Después de eso yo me quede callada. En el coche solo se escuchaba la conversación de mi hermano con su amigo. Hablaban de unas chicas que habían conocido y sobre un evento al que deberían de ir. Aburrido.
Al día siguiente
Desperté debido a la lluvia que caía, que digo lluvia, la tormenta que
caía. Era horrible, estaba todo gris afuera, además de que caían rayos – que me
aterran mucho. Mire la hora en mi reloj. Era temprano, por ahí de las 9 de la
mañana. Esta tormenta no me dejaría dormir así que mejor me levante. Encendí mi
televisor en busca de algo bueno que ver. Nada. Absolutamente nada. ¿Qué pasa
con las televisoras que no pueden poner algo bueno? Mejor la apague y me metí a
duchar.
Mi ducha fue exprés. En tan solo 15 minutos ya estaba duchada, vestida
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y peinada. Esto
era un record para mí. Tome mi celular y baje a la cocina a desayunar. En la
cocina estaban solamente Alejandro y mi madre.
-¿Y tu amigo? – cuestione.
-Desde ayer en la noche no está – dijo divertido mi querido hermano.
-Qué bueno que te despiertas – dijo mi madre – tengo dos cosas que
decirte.
-¿Es malo? – cuestione.
-No creo – dijo no muy segura.
-Es malo – afirme. Por la forma en que dijo es ultimo, debería de
preocuparme – dime.
-Primero que nada, estuve investigando y creo que será mejor que ambos
empiecen a tomar clases aquí en casa – dijo mi madre mientras tomaba un sorbo
de su café.
-¿Por qué? – cuestione confundida - ¿Qué tiene de malo estar en una
escuela normal?
-Pues tu empezaras a tener mucho trabajo – empezó – y Alejandro está
empezando con sus cosas de ser músico y como todos sabemos, los músicos salen
de giras por lo que el también perderá tiempo de escuela.
-¿Quién nos dará clase? – cuestiono mi hermano. A él no parecía
afectarle en lo absoluto.
-Cada uno tendrá su maestra ya que van en niveles distintos.
-¿Y cuál es la otra mala noticia? – cuestione.
-Pues, con Pattie ya terminamos nuestra línea, es de cosméticos – dijo
– también sacaremos accesorios como zapatos, bolsos, collares, anillos, todo
eso.
-Eso es algo bueno – dije – felicidades.
-Gracias – dijo – pero te necesitare como mi modelo. Haremos campañas
y para eso necesitare fotografías y en las fotografías necesito a una modelo,
que vendrías siendo tu.
-Ok – dije – deberás hablarlo con Charlotte.
-Ya está listo – dijo complacida.
-Supongo que no habrá problema – dije.
-Ah, antes
que se me olvide – empezó mi madre – si planean salir avísenme, así mandare a
mi chofer para que los lleve a donde ocupen ir.
-¿Por
qué? – cuestiono mi hermano.
-¿Acaso
no ves la lluvia? – cuestiono mi madre alarmada.
-Pues
sí, pero, no nos pasara nada – dijo – además, debemos aprender a conducir en la
lluvia.
-Hagan lo que quieran – dijo mi madre fastidiada – si algo les pasa será su problema.
Mi
madre salió de la casa, enojada. Yo solo mire a Alejandro, el se notaba
confundido, al igual que yo. No le dimos importancia, es nuestra madre y se
preocupa por nosotros y claro que cuando alguien se opone ella se enoja. Así es
ella.
…
-Amandaaaaaa!
– grito Cait emocionada.
-Mírate,
estas súper bronceada – dije riendo.
-Gracias
– dijo. Seguramente lo tomo como un cumplido – vamos, las demás nos esperan.
Entramos
a un pequeño restaurante. El plan era comer algo después dar una vuelta por el
centro comercial. La vuelta incluía muchas compras.
Nos
acercamos a la mesa en donde estaban Taylor, Tamara y Karla. Las tres se
levantaron a saludar. Fue el festival del abrazo, se podría decir. Incluso
Taylor estaba como loca abrazando, algo extraño en ella.
-Tenemos
muchas cosas que hablar – dijo Tamara.
-Ya
lo creo – dije riendo.
-Y,
¿Qué han hecho? – cuestiono Karla.
-Yo
no he hecho nada – dijo Taylor.
-No
nos quieras engañar – dijo Cait – ya sabemos de tu chico.
-¿Qué
chico? – cuestiono Taylor en un tono sarcástico. Nosotras solo reímos.
-¿Cómo
es? – cuestiono Karla emocionada.
-Más
bien, ¿Quién es? – cuestione.
-Conocí
al chico hace poco – dijo – se llama Pierre, su madre es francesa y su padre
americano.
-Vaya
– dijo Caitlin.
-Muy
seriecita pero bien lista – dije.
-Para
que vean amigas – dijo Taylor entre risas.
-Cuenta
mas – dijo Caitlin interesada.
-Pues,
se mudo a Los Ángeles hace cinco años. Habla francés, obviamente. Deberían de
escuchar su acento, es demasiado encantador – dijo sonriente.
-Uy,
le gusta – dijo Tamara.
-Y
mucho – dije riendo.
-Se
los presentare en la fiesta de Paul – dijo Taylor.
-Por
cierto, debemos organizar la fiesta – dijo Caitlin – ya saben que mi casa está
libre para ese día. Solo falta comprar las cosas.
-Yo
me apunto a comprar las cosas – dije – no tengo mucho que hacer.
-Ya sabes
amiga, si alguna vez te sientes aburrida, llámanos – dijo Tamara.
-Sinceramente,
somos mucha mejor compañía que el Bieber ese – dijo Karla.
-Ya
lo creo amiga – dije riendo.
Seguimos
hablando de cualquier cosa. Mientras comíamos planeábamos lo de la fiesta de Paul.
Había quedado con Karla para ir a comprar las cosas. Tamara y Taylor nos estarían
esperando con Cait, en su casa, para organizar todo. Era una tarde magnifica
con mis amigas, hasta que llego un cierto tema de conversación.
-No
puedo creer que ya nos falta poco para entrar a clase – dijo Tamara.
-Lo sé
– dijo Cait – no quiero que sea lunes.
-Yo
no sé si vaya a ir – dije.
-¿Por
qué? – cuestiono Taylor.
-Mi
mamá quiere que estudie en casa – dije algo triste – dice que con mi trabajo ya
no podre asistir con frecuencia a la escuela y cree que eso perjudicara mis
calificaciones y otras cosas más.
-Estoy
en shock – dijo Caitlin – no puedes irte.
-Exacto,
no puedes – dijo Karla – las cosas en la escuela se estaban poniendo buenas
contigo.
-Yo
tampoco me quiero ir – dije – me gusta estar ahí, aunque no lo crean. Pero vean
lo bueno, seguiremos viéndonos y las visitare cada que pueda. O sea casi todos
los días.
-No
hay que concentrarnos en lo malo, aun – dijo Caitlin – nos pondremos a llorar
el lunes.
-Es
mas – dijo Karla – nos emborracharemos el viernes como despedida.
-Me
agrada tu idea – dije riendo, claro que de broma.
Seguimos
hablando hasta que terminamos de comer. Pagamos la cuenta y nos fuimos al
centro comercial. Hicimos nuestras compras, entre alguna que otra broma. Duramos
aproximadamente dos horas en el centro comercial. Nos despedimos y cada quien se
fue por su lado.
…
Me
tire en el sofá de la sala, pensando en todo lo que había pasado hoy. En verdad
extrañaba a mis amigas. Ellas son de las pocas personas que no me juzgan y yo
aprecio eso. En verdad las extrañaría, creo que ya me había acostumbrado a
verlas casi todos los días.
-¿Qué
tienes? – cuestiono Alejandro.
-Nada
– dije cansada – es solo que salir con mis amigas cansa.
-Ya
lo veo – dijo riendo – saldré al estudio, lo más seguro es que llegue tarde.
-Ok
– dije – chau.
-Chau
hermanita – dijo – y para que lo sepas, ya me entere de la fiesta de tu amigo
Paul.
-No
iras, ¿o sí? – cuestione.
-Claro
que iré – dijo riendo – hasta llevare a mis amigos.
-Que
no sean muchos por favor – dije.
-Tranquila
– dijo – solo serán mis amigos de siempre y puede que lleve a algunos nuevos.
-Como
sea – dije resignada – que te vaya bien.
Salió
de la casa sin decir más. Solo estaba yo en la casa. En veces deseaba vivir en
una casa más pequeña para no sentirme tan sola.
2 días después…
Desperté
de muy buen humor. Hoy es el día de la fiesta. Había quedado con Karla por ahí
de las 10 de la mañana. Compraríamos todo y después iríamos a casa de Cait a
dejar las cosas y arreglar todo. Después todas – menos Cait – regresamos a casa
a arreglarnos. Era un excelente plan, solo esperábamos que el tiempo alcanzara.
Me
levante de la cama y fui directo a ducharme. Rápidamente me cambie (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=92111960) y me peine. Me aliste con
mucha rapidez.
-¿Saldrás?
– cuestiono Gustavo.
-Si
– dije – le haremos una fiesta sorpresa a un amigo y me apunte para comprar las
cosas necesarias.
-¿Tu
sola? – cuestiono.
-No
– dije riendo – me acompañara una amiga.
-Ok
– dijo – solo eviten comprar alcohol – pidió – no quisiera problemas.
-Tranquilo
– dije riendo – eso no me toca a mí.
El
solamente rio. Seguramente lo tomo como una broma, aunque es verdad, eso no me
tocaba a mí.
-Debo
irme – dije.
-Que
te vaya bien – dijo.
Subí
a mi auto y me marche. Maneje hasta una tienda local. Ahí me encontré con Karla
y juntas hicimos las compras. Intentamos ser serias y terminar rápido pero nos
era imposible hacerlo. Tomábamos muchas fotos y videos. Mi Instagram y mi
Twitter estaban infestados de estos. Era imposible ser seria al lado de Karla y
yo no soy ninguna santa tampoco.
Salimos
de la tienda a eso de la 1 de la tarde. Nos fuimos rápidamente a casa de Cait.
Las demás estaban que se morían ya que debíamos de haber llegado una hora
antes.
-¿Qué
paso? – cuestiono Cait.
-Terminamos
temprano – dijo Karla – pero hubo inconvenientes.
-Supongo
que todas las fotos fueron parte de los inconvenientes – dijo Taylor.
-Pero
no fueron los únicos inconvenientes que tuvimos – dijo Karla.
-Cierto
– dije – estábamos en la fila para pagar todo lo que habíamos comprado. El
chico que estaba a mero delante de nosotras pensó que sería chistoso pagar con
un billete falso. Hubieran visto.
-Fue
horrible – dijo Karla.
-Yo
insisto que tal vez no fue buena idea ponerlas a las dos para esto – dijo
Taylor – creo que es una lección.
-¿Por
qué? – cuestiono Karla.
-Supongo
que el simple hecho de que las dos están igual de locas es un buen indicio –
dijo Tamara.
-Bueno
ya – dijo Caitlin – ya no perdamos mas el tiempo y mejor pongámonos a trabajar.
Duramos
unas cuantas horas arreglando todo. Terminamos como por ahí de las 6:30 de la
tarde. En cuanto concluimos lo nuestro cada quien se fue a su casa. Debido a la
gran cantidad de tráfico que había o llegue a la mía como a eso de las 7:45 de
la tarde. Me quedaba solamente media hora para alistarme.
-…
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