No espere una respuesta, solamente colgué. ¿Cómo es que
él sabe de todo eso? ¿Por qué se enoja conmigo si no le correspondí el beso?
¿Quién le dijo, porque él no nos pudo haber visto? ¿Y porque fue tan idiota de
no investigar antes? Es un estúpido. Las cosas pasan por una razón y he aquí la
mía, Justin no es para mí. ¿Por qué debo de estar con alguien que ni siquiera
me tiene confianza? No lo vale.
-Hay Perris – dije acariciando a mi perrita – que
difícil.
Ella no decía nada, solo movía su colita. Mi celular
vibro y lo tome. Era una llamada entrante de Justin. Esta loco si cree que le
contestare. Ni en sueños. Que vaya y le diga todas esas cosas a alguien más, no
a mí.
Justin insistía e insistía. Yo no contestaba por supuesto.
Soy lo suficientemente orgullosa como para contestarle. Pero claro, como no le
conteste me inundo de mensajes. Corrí hasta mi habitación y me cambie por esto http://www.polyvore.com/sport/set?id=88246311.
Baje y Salí por Perris. Le ate una correa y estaba lista. En la cocina se escuchaban voces por lo que
me asome. Era mi hermano y sus nuevos amigos. No estaban nada mal, y ahora como
estoy soltera puedo pensar esas cosas sin sentirme culpable.
-Hola – dije con una sonrisa.
-¿Por qué estas vestida así? – cuestiono Alejandro.
-Saldré a correr – dije – debo ejercitarme.
-Ok – dijo – por cierto, Amanda ellos son Porton y Anton
– dijo señalando, yo les sonreí por educación -
Porton, Anton, ella es Amanda, mi hermana.
-Hola – dijeron ambos al unisonó.
-Bueno, me voy – dije. Tome a Perris y Salí de la casa.
Necesitaba despejarme de todo. Últimamente las cosas se han puesto un poco
difíciles para mí. Pero bueno, así es la vida, a veces se gana y a veces se
pierde.
…
Entre a la casa y note las voces. Ellos seguían aquí, a
decir verdad no me molestaba, por mi que se queden a dormir. Le quite la correa
a Perris y la deje libre en el patio. le puse comida y agua y regrese adentro.
-Tu celular no deja de vibrar – dijo Alejandro.
-Apágalo si quieres – dije sin darle mucho interés.
Yo lo mire mientras lo tomaba. Supongo que leyó algunos
mensajes ya que hiso una cara algo extraña.
-Será mejor que le contestes – dijo entregándome el
celular.
-Demonios – susurre al ver la cantidad de mensajes. Eran
demasiados y eso que no he contado las llamadas perdidas.
Salí al patio y mire cada maldito mensaje. El primero
decía que porque le había colgado. Que era una cobarde. Después de cómo 3
minutos me mando otro que decía que lamentaba lo que había dicho, que ya sabía
la verdad. Los demás mensajes decían lo mismo: perdón Amanda, debes de
entenderme. O , perdón Amanda, fue solo un ataque de celos, no volverá a pasar.
En otros me decía que recordara todos los momentos juntos. Maldito. Mi teléfono
volvió a sonar, esta vez era una llamada, la número 30 por lo que notaba.
Al teléfono.
-Que quiere –
cuestioné enojada.
-Lo siento mucho –
dijo – no fue mi intención.
-Eres un maldito –
dije – afronta las consecuencias. Y por si lo olvidabas, tú fuiste quien
termino conmigo.
-Y te estoy
pidiendo perdón – dijo.
-Yo no he aceptado
tu perdón – dije – y no lo aceptare. Ya desconfiaste de mi una vez, seguramente
me volverás a hacer un teatrito si otro chavo me habla.
-¿Qué acaso a ti ya
no te importa? – me cuestionó.
-Ya me la hiciste
una vez, no te permitiré hacerlo de nuevo – dije – ni a ti, ni a nadie. Yo no
soy como las demás que con decirles perdón ya las tienes comiendo de tu mano,
te equivocas si crees que así será. Lo hecho, hecho esta.
-¿Entonces que
pasara ahora? – pregunto.
-Has con tu vida lo
que se te antoje – dije enojada casi a gritos.
Ya no podía mas, simplemente le colgué.
-Maldito idiota – dije con una voz muy alta, hasta la
pobre de Perris se asusto.
Sentía muchas cosas en ese momento. Quería llorar, romper
algo, ir a Las Vegas y gritarle tantas cosas en su cara. Pero a la vez sentía
un enorme alivio, no sabía si era porque al final, yo tenía la razón o porque
era, pero lo sentía. Me sentía enojada conmigo misma, siempre tenía que elegir
a los idiotas; al típico chico que cree saberlo todo, el que siempre te cuestiona,
que te enfrentan sin saber. ¿Por qué no me puedo conseguir a alguien decente,
porque?
-Ya no pienses en eso Amanda – me dije a mi misma.
Tome mi celular y entre a la casa, fui directo a mi
habitación. Avente mi celular a la cama y después Salí hacia el balcón. Me
quede ahí por un buen rato, sin hacer nada más que mirar hacia el bello
horizonte.
Me dolía terminar con Justin ya que si lo quería mucho,
pero que más da ahora. Me salían lágrimas de vez en cuando y eso me ponía triste.
Este es el momento después del enojo, el momento en donde empiezo a recordar las
cosas buenas que vivimos, como él en que nos conocimos, el día de la boda de mi
madre, el día en que me pidió que fuera su novia. Todos esos momentos ya no
importaban. Una parte de mi me decía que lo perdonara, que era una gran estupidez
lo que hacía pero la otra parte me decía que así estaba bien. Seguramente la
vida tiene algo mejor para mí.
-Amanda – grito mi hermano.
-¿Mande?
-¿Vamos a pedir algo de cenar? – dijo - ¿Tu quieres algo?
-No gracias – dije – si quieres yo voy y compro las cosas.
-¿Segura? – cuestionó.
-Claro – dije – no hay problema.
…Al día siguiente…
Abrí mis ojos y al instante me arrepentí. Sentía como si
tuviera una resaca y eso que no había tomado nada, es más, ni siquiera había
llorado. Me levante y corrí a ducharme. Rápidamente me vestí (http://www.polyvore.com/pink/set?id=88250554).
Mire mi reloj, aun tenía una hora. Me cepille un poco el cabello y vuala.
Baje lo más rápido que pude. Tome las llaves de mi carro
y Salí como rayo. Me estacione en una cafetería Starbucks, haber si eso podía quitarme
el malestar que sentía. Para mi suerte solo había dos personas delante de mí. Todo
era tan pacifico hasta que mi celular empezó a sonar.
-Demonios – susurre al no encontrarlo.
Al final lo tome y conteste.
Al teléfono.
-Amanda, ¿en donde estas?
– cuestionó mi hermano.
-Nina me pidió que
fuera – dije en voz baja.
-Ah está bien –
dijo.
-¿Todo bien por allá?
– cuestione.
-Si – dijo – te dejo,
debes de estar ocupada.
-Chau.
Colgué y regrese mi celular a mi bolsa. De la nada ya no había
nadie delante de mí. Ordene y fui a esperar.
-Disculpa, te puedo preguntar algo – cuestiono un chico,
no le podía ver bien la cara ya que llevaba un gorro y gafas.
-Claro – dije gentilmente.
-¿Por qué estas tan triste? – cuestiono tomándome por sorpresa.
-¿Se me nota tanto? – cuestioné en modo de broma, el solamente
sonrió – no es nada.
-Ya veo – dijo sonriente – soy Hunter.
-Sé quién eres – dije mientras lo observaba. ¿Cómo es que
no lo reconocí antes? – Soy Amanda – dije ofreciéndole mi mano, en modo de saludo.
El la tomo sin pensarlo.
-¿Cómo es que me conoces? – cuestiono.
-¿Qué no eres cantante? – Cuestione – a menos que no seas
el Hunter que yo creo que eres. Si fuera así me disculpo.
-Si soy el cantante – dijo riendo - ¿Qué tú no eres la
novia de Justin?
-La ex, querrás decir – lo corregí.
-Vaya, no lo sabía – dijo – lo siento.
-No te preocupes – dije sonriéndole.
Seguimos charlando en lo que esperábamos. Era muy simpático
el chico. Lo había visto en varias revistas pero jamás en persona. Debo decir
que esta muchísimo más guapo en persona que en fotos. Antes de despedirnos
intercambiamos números. Al principio me sentí mal, como si fuera una
cualquiera, pero después recordé que estaba soltera y ya no tenía porque sentirme
mal; además, no era como que estuviéramos saliendo o algo así.
…
-Llegas justo a tiempo – dijo Nina.
-Me demore un poco – dije – lo lamento.
-No deberías – dijo riendo – está bien si llegas 10 o 15
minutos tarde, yo lo entenderé, es solo que es extraño; normalmente las chicas
llegan después de media hora o así.
-Supongo que te acostumbraste – dije.
-Debe de ser eso – dijo – bueno, a lo que te llame. Tengo
un trabajo para ti y además ya te encontré una agente.
-Cuéntame – dije.
-La revista Glamour quiere que haga una sección especial
para adolecentes. Ellos creen que tienes mucho potencial así que te dejaran la sección
para ti sola. E una gran oportunidad – dijo alegremente – y sobre tu agente. Se
llama Charlotte. Es joven pero muy activa. Gracias a ella es que tienes la
oportunidad con Glamour.
-Vaya – dije impresionada.
-Además es buena la paga que recibirás – dijo - ¿Qué dice?
Acepta o no.
-Acepto – dije. Este tipo de oportunidades solo llegan
una vez. No pienso desperdiciarlas.
-Perfecto – dijo – toma – dijo entregándome un papel – aquí
esta anotado el número de teléfono de Charlotte junto u dirección. No sé si
quieran quedar de verse y así se puedan conocer o como tu gustes.
-Me parece bien – dije.
-Bueno pues, eso era todo lo que tenía que decirte – que no
se te olvide que mañana tienes el trabajo del videoclip – dijo.
-Claro que no lo olvidare – dije segura – hasta luego.
-Chau linda.
Como quien dice, cada vez que una puerta se cierra otra se
abre.
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