La peor parte de comprar tanto es tener que sacar todo y
ponerlo en mi closet. Es demasiado trabajo para mí. Pero bueno, es eso o dejo
que toda mi ropa se arrugue. Bien dice mi madre no todo en la vida es fácil.
Termine todo y baje a la cocina por un poco de agua. Al entrar me encontré con
un gran ramo de flores. Era enorme. Seguramente era un regalo de Gustavo para
mi madre. Tome la tarjeta que tenía puesta. Venia solamente una frase, nada
más.
-¿Te gustan?
-¿Qué haces aquí? – cuestione.
-Me
dejaron pasar – dijo – me dijeron que te esperara aquí.
-¿Por
qué les haces caso? – Cuestione – no tienes nada que hacer aquí.
-Si
tengo algo que hacer – dijo seguro.
-Justin,
por favor – dije – vete.
-Tenemos
que hablar Amanda – dijo – tal vez a ti no te importe solucionar todo pero a mí
sí.
-¿Arreglar
qué? – cuestione - ¿De qué sirve que arreglemos las cosas?
-Por
favor – pidió.
-Ok
– dije vencida, el seguirá insistiendo y no me dejara en paz hasta que diga que
si así que, ¿Qué más da? – vamos al patio.
-Ok
– dijo.
Caminamos
en silencio hasta el patio. Era incomodo, yo no quería estar aquí con él y él
lo sabe. En cuanto salimos Perris se nos abalanzó. Ella me traicionaba en ese
momento. Estaba demasiado amorosa con Justin.
-Cárgala
si quieres – al cabo que, qué más da, pensé yo.
El la
tomo del piso y se la llevo a sus brazos. Tomamos asiento y ahí fue cuando soltó
a la pequeña y traicionera Perris.
-¿Y
de que quieres hablar? – cuestione con paciencia.
-Lo siento
– soltó el.
-¿Qué
lamentas? – cuestione confundida.
-Lo
que paso antes – dijo – yo no sabía lo que en realidad había pasado. Solo me habían
contado que te habían visto besándote con alguien pero no me habían dicho tu reacción
hasta después, cuando ya había arruinado las cosas.
-¿Quién
te conto todo eso? – cuestione.
-No
te enojes con el por favor – pidió.
-¿Quién
fue? – cuestione.
-Ryan
– dijo – el me conto todo. Desde el beso hasta el golpe.
-Hay
Ryan – suspire.
-No
te enojes con él, por favor – pidió – tampoco le digas que te dije.
-No,
tranquilo – dije – es lo que los amigos hacen, ¿no? protegen a sus otros amigos.
Supongo que el solo estaba haciendo lo que yo esperaría de mis amigas.
-Supongo
– dijo - ¿Me perdonaras?
-Te
perdono – dije – pero hasta ahí. Yo no pienso volver contigo.
-¿Por
qué no? – cuestiono.
-Porque
no – dije.
-Vamos
Amanda, nuestra pelea fue por una tontería – dijo – ya te pedí disculpas y tu
las aceptaste, ¿Por qué no podrías volver conmigo?
-No –
dije.
-No
me iré de aquí hasta que no me des una explicación – dijo – si es porque te estás
interesando en alguien, está bien dímelo. Y si no quieres decirme porque, al
menos miénteme.
-Yo
ya viví esto Justin, con mi madre – dije – cuatro veces seguidas.
-¿A qué
te refieres? – cuestiono.
-A sus
divorcios – dije – siempre empezaban peleando por algo insignificante, hasta
que terminan peleados a morir. Yo no quiero eso para mí.
-¿Por
qué no puedes confiar en que a nosotros no nos pasara lo mismo? – cuestiono.
-Porque
no lo viví una vez – dije – fueron cuatro veces. Eso te hace pensar y tener
cuidado. Además nadie me asegura que al final terminemos bien o que haya un
felices por siempre para nosotros.
-Tal
vez tú no confíes en nosotros, pero yo si – dijo – y no voy a descansar hasta
que regreses conmigo.
El se
levanto sin decir más y se fue. Solo espero que no haga nada estúpido.
Narra Justin
-¿Qué
tienes Justin? – cuestiono mi madre al verme.
-Nada
– dije con un tono desinteresado.
-¿Es
por Amanda, verdad? – cuestiono. ¿Cómo es que sabe tanto?
-No –
mentí.
-Vamos
hijo, yo soy tu madre – dijo – sabes que me puedes contar lo que tú quieras –
la mire por unos segundos, ¿debería decirle o no? Yo se que ella es muy amiga
de Tiffany. No quisiera que ella le contara lo que pienso.
-Si te
cuento, deberás prometer no decirle nada A NADIE – dije.
-¿Consumiste
drogas? – cuestiono alterada.
-No –
dije con cierta repulsión.
-¿Entonces?
– cuestiono.
-Hoy
fui a visitar a Amanda – dije – hablamos y digamos que solucionamos las cosas.
-Me
alegro por ustedes – dijo mi madre.
-Pero
ella no quiere regresar conmigo – dije.
-¿Te
dio una razón? – cuestiono mi madre. Empezaba a mostrar interés, como no si
ella adora a Amanda.
-Si –
dije – dijo que era por Tiffany y todo lo que ha vivido.
-Dale
tiempo hijo – dijo mi madre.
-No
quiero esperar – dije – en ese tiempo alguien puede llegar y sustituirme.
-¿La
quieres mucho, eh? – cuestiono mi madre.
-Pues
si – dije – lo que siento al estar con ella no es como con Selena o con Cait.
-¿Qué
sientes? – pregunto.
-Me siento
libre – dije – siento que puedo ser yo mismo sin temer a ser juzgado. Me siento
completo en cierta forma.
-Recuerda
Justin; si es para ti, ella regresara, si no es para ti, no regresara.
Ella
solo me sonrió y se fue dejándome solo.
Tal
vez ella tenga razón, si es para mí ella regresara, pero que pasara si no regresa.
No me gustaría saber que perdí mis oportunidades con ella. Jamás me lo perdonaría.
Narra Amanda
-Entonces,
el estuvo aquí – cuestiono Alejandro.
-Así
es – dije – pero ya no volverá a pasar. Ya les avise a los demás.
-Ok –
dijo – pero ya sabes que si vuelve a pasar debes avisarme.
-Claro
jefe – dije riendo.
-Y
bueno, ahora que ya estamos los dos – dijo, yo lo mire con suspicacia - ¿podrías
hacerme un favor?
-¿Qué
quieres? – cuestione.
-¿Podrías
llevarme al Staples Center? – pidió.
-¿Para
qué? – cuestione extrañada.
-Hay
un concierto – dijo – y tengo entradas, pero lo más seguro es que no encuentre
estacionamiento.
-¿Quién
te va a recoger? – cuestione.
-Un
chofer de mamá – dijo – no se su nombre.
-Ok –
dije – está bien.
-Pues
vámonos – dijo – pero tendremos que pasar por alguien.
-Vámonos
ya antes de que me arrepienta – dije.
Tome
mis cosas y salimos de la casa. Subimos a una de las camionetas de mamá.
Normalmente las tenían por si salíamos en familia o por si íbamos Alejandro y
yo y algún acompañante, como en este caso.
…
Regrese a casa y fui directo a la cocina. Las flores seguían ahí. ¿Qué se supone
que deba hacer con ellas? ¿Debería tirarlas o algo por el estilo? Tal vez deba
regresarlas, aunque sería una gran falta de respeto. Me sentía mal por tenerlas,
a fin de cuentas no éramos nada y yo sé lo que estas flores significan para él. Lo mejor será conservarlas pero, no aquí, no en donde todos las vean.
No quiero malentendidos.
-¿Dónde las pondré?
Lo tengo.
Subí a mi habitación con el ramo de flores, colocados en un jarrón que
tenía mi madre. Abrí las puertas de mi balcón y Salí. Coloque el jarrón de
flores sobre la mesita de mi balcón. Las acomode y ya estaba listo. Regrese a
mi habitación, cerrando las puertas a la vez.
En casa no había nadie y estaba aburrida. No me quedaría aquí por
mucho rato sino me volvería loca. Tome las llaves de mi auto, un poco de dinero
y mi celular. En cuanto me aleje de casa me puse a pensar en opciones para
pasar el rato. No iría a cenar, sola no, además no estaba arreglada para eso.
Conduje por las calles de Los Ángeles, esperando por un poco de iluminación. Cada
calle y avenida estaba llena de tráfico, era hora pico. No tenía nada mejor que
hacer así que esto no me molestaba en lo absoluto.
…
-Nos salvaste la vida hermanita – dijo Alejandro al subir a la
camioneta.
-¿Tan malo fue? – cuestione.
-Asqueroso – dijo uno de los amigos de mi hermano. Yo solamente reí.
-El sonido era un asco y de la producción ni se diga – dijo Alejandro.
-¿Tan malo? – Alejandro solamente asintió con la cabeza – mamá compro
comida, por si querías saber.
-Me alegra saber eso – dijo – y tú, ¿Qué hiciste mientras yo no estaba?
-Me aburrí en casa y después Salí un rato – dije.
-¿Qué paso con tu vida social? – cuestiono mi hermano en modo de
burla. Alcance a escuchar una ligera risita de parte de su amigo, simplemente
no le di importancia.
-Yo tengo una vida social – dije – mañana saldré con mis amigas y el
viernes tendré una fiesta que también ayudare a organizar. Además, el sábado tengo
un trabajo y probablemente también salga en
una cita.
-Vaya – exclamo el amigo de Alejandro – ella tiene una vida social
activa. Te equivocaste hermano.
-Dijiste que tendrías una cita, ¿Con quién? – cuestiono.
-¿Qué más te da? – dije – no es con quien tú crees.
-Rompecorazones – dijo mi hermano.
Después de eso yo me quede callada. En el coche solo se escuchaba la conversación
de mi hermano con su amigo. Hablaban de unas chicas que habían conocido y sobre
un evento al que deberían de ir. Aburrido.
Al día siguiente