-¿Iras con tu amiga verdad? – pregunto mientras salimos.
-Si – dije extrañada - ¿Por qué preguntas?
-Porque quería pasar el día contigo – dijo con un tono
triste.
-Solo estaré con ella media hora – dije sonriente.
-Eso esta perfectísimo – dijo él – ahora si me dejaras
pasar por ti – pregunto él.
-No – dije riendo.
-Aun así pasare por ti – dijo el tomándome de la mano y
acompañándome a mi auto.
-Enserio Justin – dije.
-Enserio Amanda – dijo usando el mismo tono que yo –
pasare por ti en una hora.
-Tu ganas – dije resignada.
-Así me gusta – dijo – entonces nos vemos linda.
-Chau Justin – dije.
-Chau preciosa – dijo.
Se acerco a mí y me beso, fue algo muy tierno pero corto.
Se separo de mí y se alejo. Subí a mi auto y lo encendí. Arranque el auto y me
dirigí a casa de mi amiga.
Conduje por un largo rato gracias al tráfico. En cuanto
llegue me estacione frente a su casa, apague el auto, me baje de este y timbre.
-Amanda – dijo ella con algo de emoción mientras se
acercaba a abrirme.
-Caitlin – dije riendo.
-¿Y eso que me visitas? – pregunto.
-Pues nada mas – dije – quería pasar el tiempo con mi
amiga.
-Aww – dijo ella – pasa, tenemos mucho de qué hablar.
-Ya lo creo – dije riendo.
Entramos a su casa y de inmediato fuimos a la cocina,
según ella no había nadie en casa.
-Y dime, ¿Cómo va todo con Justin? – pregunto ella.
-Pues, bien – dije – apenas llevamos unos días – dije
riendo.
-Cierto – dijo ella – pero aun así, hay parejas que a los
dos días empiezan a pelear, créeme, lo he visto.
-Qué extraño – dije – pero dime tú, ¿Cómo vas con Carlos?
-Todo va bien – dijo ella – todo perfecto.
-Me alegro que así sea – dije sonriente – hace mucho que
no lo veo.
-Haber cuando salimos en una cita doble – dijo.
-No es mala idea – dije pensando – claro, falta que Justin
y Carlos acepten.
-Lo harán – dijo Cait – por cierto, saliste en la televisión
y en las noticias.
-Sí, lo vi – dije con pena.
-No te gusta la idea, cierto – dijo ella.
-Para nada – dije – nada más de pensar que tendré que
soportar a la prensa.
-Tranquila – dijo ella riendo – Justin encontrara la
forma de alejarlos.
-Ojala, si no yo la buscare – dije – con tal de que nos
dejen en paz.
-Deben de ser cuidadosos en este momento – dijo ella –
como saben que apenas van empezando su relación los hostigaran bastante.
-¡Qué horror! – dije.
Estuve con Caitlin por un par de horas. Se sentía tan
bien poder hablar con ella, desquitarme de todo, simplemente desahogarse con
ella se sentía bien. Ella sabe escuchar, algo que no muchos saben hacer.
Normalmente contábamos muchos chismes, como cualquier mujer lo hace con su
mejor amiga, aunque también contábamos más cosas, aparte de los chismes.
-Por cierto, escuche que una de las amigas de Nicole se
transfirió a nuestro colegio – dijo Cait.
-¿Por qué? – pregunte extrañada.
-Yo tengo dos teorías – dijo – la primera es que Nicole
la convenció para que pudiera espiar a Alejandro a gusto o también podría ser
que Nicole la mando simplemente para molestar.
-Que extrañas son ellas – dije.
-Lo sé – dijo ella – pero falta ver a quien mando porque
no todas son malas, solo ella y otras dos más.
-Ojala no sea ninguna de sus secuaces – dije – ya tengo
suficiente con verla en casa.
-¿Va a tu casa? – pregunto ella extrañada.
-Si – dije fastidiada – ella se ha atrevido a pisar el
suelo de mi hogar. Mi madre ya los vio juntos una vez pero no dijo nada.
-¿Enserio? – pregunto con mucho interés, seguramente le
gustaba mi chisme.
-Si – dije – me gustaría pensar que la razón por la que
no dijo nada es porque piensa que solo son amigos. Si a mi madre le llega a agradar Nicole, yo
me muero o mejor, me mudare.
-Te vendrás a mi casa amiga – dijo ella segura.
-Ya esta – dije riendo – espero y no sea necesario.
-Yo espero que sí – dijo ella, yo solo la mire extrañada –
así te tendré cerca todos los días.
-Tonta – dije riendo – me habías asustado.
Pasaron las dos horas y me retire de casa de Cait con dirección
hacia mi casa. Llegue después de un rato en el tráfico. Me estacione fuera de
casa y baje de mi auto.
-Disculpa – escuche a un señor gritar.
Voltee y me tope con un grupo de 5 señores afuera de la
casa de enfrente. Todos me miraban como esperando una respuesta.
-¿Mande? – grite para que me escucharan.
-¿Podrías venir un momento? – pregunto uno de ellos.
-Claro – dije con duda.
Cruce la calle con cuidado. Camine hasta donde estaba el
grupo de señores. Ninguno portaba alguna cámara ni nada de eso por lo que me tranquilice
un poco.
-¿Qué pasa? – pregunte con amabilidad.
-Disculpa, ¿tú no sabes si esta casa tiene dueño? – Pregunto
uno de los señores – o sea que tenga a alguien viviendo aquí.
-No que yo sepa – dije – jamás se ha visto a alguien
dentro, tampoco han visto que alguien salga de esa misma casa.
-Ah ok – dijo otro de los señores – gracias.
-Si quieren conseguir el numero del dueño, la señora de
la casa de al lado se los puede dar – dije – según dicen que solían ser muy
amigos.
-Muchas gracias – dijo uno de ellos – ahorita mismo
iremos por el número.
-Bueno, adiós – dije.
-Adios – dijeron los demás.
Cruce la calle y me dirigí a mi casa. Rápidamente abrí y
entre.
-¿Por qué demoraste? – pregunto Alejandro - ¿Qué querían los
señores?
-Saber sobre la casa de enfrente.
-¿Para qué? – pregunto extrañado.
-Claramente yo no tengo la respuesta – dije riendo – así que
ni me preguntes.
-Por cierto – dijo el – ya vi las noticias sobre Justin y
tu, mira que bien guardadito lo tenias.
-Mira Alejandrito, yo también se sobre lo tuyo con la
perra esa y me quede calladita – dije – no digas nada sobre lo mío con Justin,
si mamá o Gustavo preguntan tu dirás que es mentira.
-¿Qué pasa si les digo otra cosa? – pregunto, me
desafiaba obiamente.
-Les diré sobre Nicole – dije – y tenlo por seguro que la
mandaran a la fregada al instante.
-Gustavo me apoyara – dijo él.
-No es cierto – dije segura – el apoyara a mamá.
-No te creo capaz de decirles – dijo él.
-No me retes – dije con algo de enojo – tu bien sabes que
cumplo con mis cometidos.
-Tranquila hermanita – dijo el riendo – no te enojes.
-Pues tú no me vengas con tus cosas – dije más tranquila.
-Ya tranquila Amanda – dijo – no diré nada mientras tú estés
calladita.
-Yo no diré nada – dije segura.
-Así me gusta – dijo.
El teléfono empezó a sonar y como sabia que Alejandro no movería
ni un dedo yo fui por él y conteste.
Al teléfono
-Bueno – dije.
-Bueno – dijo la
chica extrañada.
-¿Qué quieres? –
pregunté de mala gana.
-Está tu hermano –
dijo sin darle importancia.
-¿Para qué lo
quieres? – pregunte con el mismo tono.
-Solo pásamelo –
dijo ella.
-No hasta que me
digas que quieres – dije, a veces podía ser muy terca.
-Pásamelo – dijo
con algo de enojo.
-Muy simple – dije
– o me dices o te cuelgo.
-Solo quiero hablar
con él – dijo ella enojada – es mi novio y tengo derecho.
-¿Y porque no me lo
dices desde antes? – dije cuestionándola - ¿Qué yo sepa no tiene nada de malo?
No hay porque ocultarlo.
-Olvídalo – dijo
ella – solo pásamelo.
Baje el teléfono y busque a Alejandro con la mirada, el
no estaba cerca de mí en este momento.
-Alejandro – grite.
-¿Qué pasa? – lo escuche gritar, seguramente estaría en
la cocina.
-Te llama tu novia – dije con desagrado.
-Ya va – dijo el tranquilo.
El llego junto conmigo y me quito el teléfono, contesto y
se alejo a su habitación. Y quede sola, como siempre.
Me senté en uno de los sofás de la sala y me puse a leer
algunas revistas que mi madre había dejado ahí. Estuve ahí hasta que escuche el
timbre de la casa sonar.
-Amanda, abre – grito Alejandro.
-Ya va – dije.
Me levante del sofá y fui hasta la puerta, abrí y me tope
con Justin.
-Justin – dije sonriéndole.
-Linda – dijo el abrazándome. Me dio un corto beso y me
volvió a mirar – me alegro que ya te hayas desocupado.
-Igual me alegro – dije – ven, pasa.
-Ok – dijo.
Tome su mano y entramos. Caminamos hasta el mismo sofá en
donde estaba anteriormente y nos sentamos. El aun tenía sus manos entrelazadas
con las mías, acción que no me molestaba en lo absoluto.
-Mi madre ya sabe de lo nuestro – dijo Justin con vergüenza.
-¿Y qué dijo? – pregunte con curiosidad.
-Pues, le agradas así que no tiene mucho problema – dijo el
– y al parecer mi madre y la tuya se hicieron amigas desde hace algún tiempo y
piensa que eso lo hace mucho mejor.
-Bueno al menos le caigo bien – dije aliviada.
-Si – dijo sonriendo – y también me dijo que deberías ir
a cenar a casa algún día.
-¿Cuándo? – pregunte.
-En alguno de estos días – dijo el – dijo que quiere
conocerte mejor.
-Solo espero causarle buena impresión – dije con nervios.
-Lo harás – dijo él – además ella te aprecia mucho, aun y
que hagas algo malo, te lo perdonara de alguna forma.
-Entonces solo faltaría mi madre – dije – Gustavo te ama así
que no creo que haya problema con él.
-Tal vez – dijo el riendo – como sea, cambiando de tema,
¿te he dicho que eres muy hermosa?
-Ya vas a empezar – dije riendo.
-Es la verdad linda – dijo el abrazándome por la cintura
y acercándome más a él.
-¿Y te he dicho que eres muy guapo? – pregunte riendo.
-Nunca lo has hecho – dijo con un tono de indignación.
-¿Cómo que no te lo he dicho? – pregunte riendo.
-Como lo oyes – dijo mientras me daba un pequeño beso en
la mejilla.
-Que lastima porque no lo diré – dije intentando poner
una cara seria.
-Como que no me lo dirás – dijo soltándome de poco a poco.
-Como lo oyes – dije imitándolo.
-No, no, no – dijo el – si no me lo dices tendré que
obligarte.
-No lo creo – dije seria.
-Segura – dijo retándome.
-Mas que segura – dije.
-¿Segura? – repitió.
Yo solo asentí con la cabeza y me cruce de brazos. Fue cuando
él se paro y me empezó a hacer cosquillas.
-No – dije riendo – para.
-No – dijo riendo.
Yo intentaba quitarme de ahí y escapar. A veces las
cosquillas llegaban a doler.
-Espera, lo diré – dije aun riendo.
-Haber, dime – dijo el mirándome sonriente.
-Eres muy pero muy guapo – dije riendo.
-No te rías – dijo el tomando mis manos y levantándome del
sofá.
-Es efecto retardado – dije y el soltó una pequeña
carcajada – sabes, me gusta verte así.
-¿Cómo? – pregunto extrañado.
-Cuando sonríes – dije – siendo feliz.
-Tú haces que me ponga así – dijo el – y a mi igual me
gusta que seas feliz. Tu felicidad es todo para mí.
-Te quiero mucho – le dije.
-Y yo a ti linda – dijo.
El me tomo por la cintura y me acerco a el de poco en
poco. El espacio entre nosotros se fue haciendo cada vez más corto. Hasta que
todo espacio entre nosotros desapareció y terminamos en un hermoso beso.
Cuando esto pasaba sentía que estaba en el cielo, caminando
sobre nubes. Todo era tan perfecto cuando estaba con él, simplemente me
encantaba eso, el simple hecho que con una sola llamada o un simple mensaje el
logra que suelte una sonrisita. Yo no confundo este sentimiento con el amor. Yo
sé lo que amar significa y lo que implica.
El se separo de poco a poco de mí y me miro directo a los
ojos.
-No sé que sea más perfecto – dijo Justin – todo lo que
pasa entre nosotros o tú y yo juntos.
-Yo supongo que hay un empate – dije.
-Tienes mucha razón – dijo él.
Fuimos a la cocina y ahí nos quedamos por un rato,
charlando. Estuvimos ahí un rato hasta que Alejandro nos interrumpió.
-Amanda – escuche a Alejandro gritar.
-Mande – grite.
-Aquí están – dijo el entrando a la cocina.
-¿Qué necesitas? – pregunte.
-Voy a salir – dijo él.
-Ok – dije sin interés – yo no soy tu madre así que no es
necesario que me avises.
-Solo decía por si acaso – dijo él.
-¿Qué no tenias que irte? – pregunte.
-Cierto – dijo mirando su reloj – adiós chicos y no hagan
nada malo.
-Ya lárgate – dije.
El salió de la casa y me tranquilicé un poco. Voltee y
mire como Justin se mordía el labio, intentando disimular su risa.
-No me dio risa – dije seria.
-Lo siento – dijo y soltó una pequeña carcajada – es solo
que cuando te enojas puedes ser un poco chistosa.
-Que grosero – dije mirándolo mal, claro que de juego – además
no estaba enojada.
-¿Entonces? – pregunto riendo – porque te pones así linda.
-Porque su novia me altera y de pensar que la va a ver a
ella me da asco – dije.
-Ah, creo que ya se quien es la chica esa – dijo el –
supongo que es la de la última vez.
-Si – dije – es ella, la persona más vulgar que eh
conocido.
-Se nota tu desagrado – dijo el riendo – pero tu
tranquila, ella no te puede hacer nada.
-Lo sé – dije con una sonrisa triunfadora – y jamás podrá.
-Hay Amanda – dijo el – por cierto, ¿No quisieras
acompañarme mañana a una entrevista?
-¿A qué hora es? – pregunte.
-Es en la tarde – dijo – como a las 4 por ahí.
-Está bien – dije.
-Perfecto – dijo – yo pasare por ti, aunque no te agrade
la idea.
-No creo que eso sea posible – dije riendo.
-¿Por qué? – pregunto extrañado.
-Porque tengo una cita con mi ex – dije seria, quería jugarle
una pequeña broma.
-¿Cómo dices? – pregunto molesto. Yo no lo pude evitar y
me reí - ¿Por qué te ríes?
-Porque es mentira – dije riendo – no tengo una cita con
mi ex, es más, ni siquiera vive aquí.
-No juegues con eso – dijo aliviado.
-Lo siento, solo quería ver tu reacción – dije aun entre
algunas risas – pero si tengo una cita, con mi madre.
-¿Con tu madre? – pregunto.
-Pues, me necesita – dije – y estaré con ella mañana
desde tempranito.
-¿Por qué? – pregunto extrañado.
-Porque una modelo suya le falló con algo y dijo que
necesitaba que la supliera – dije – y gracias a t ahora tengo una excusa para
poder irme desde antes.
-No muchachita – dijo Justin – terminaras ese trabajo te
guste o no.
-Me quieres ver triste ¿verdad? – pregunte riendo – eso que
me están obligando a hacer es una gran tortura para mí.
-Tu tranquila, tu príncipe te salvara – dijo Justin sonriéndome.
-Eso espero – dije.
Se hiso tarde y Justin debió irse. Después de unos
minutos mi madre llego, como siempre llena de papeles de su mismo trabajo.
-Hola mamá – dije sonriéndole.
-Hola Manda – dijo ella.
-Hace años que no me llaman así – dije riendo.
-Veo que estas de buen humor – dijo ella sonriéndome.
-Pues si – dije - ¿Por qué no debería de estarlo?
-Solo decía – dijo ella sonriente – y creo que es hora de
que hablemos.
-¿De qué? – pregunte.
-¿Cuándo planeabas decirme lo de Justin? – pregunto ella.
-¿De qué hablas? – pregunte intentando despistarle un
poco.
-¿Cómo que de que hablo? – Pregunto – tú sabes muy bien Amanda.
-No mamá – dije.
-¿Me negaras que tu y Justin están saliendo? – pregunto ella.
-No se – dije, no quería decirle que si pero tampoco
planeaba decirle que no ya que eso es mentir.
-Vamos Amanda, dime la verdad – dijo ella – además, no
veo nada de malo en eso, Justin es un buen chico y por lo que me dijo Gustavo,
el es buen partido para ti, es guapo, amable, caballeroso, tiene una buena educación
y te quiere. No es un soquete que solo le interese lo material.
-¿Gustavo sabe? – pregunte.
-Todos lo saben hija – dijo ella – en la empresa todos me
felicitaron porque ya tenias novio.
-¡Qué vergüenza! – dije con pena.
-¿Por qué hija? – pregunto ella – no tiene nada de malo, además
si tu lo quieres yo te apoyare y estoy segura que Gustavo los apoyara al igual
que yo.
-Ya que – dije – la verdad es que él y yo si estamos
saliendo.
-Ya lo sé – dijo ella – solo esperaba que lo aceptaras.
Hablamos un poco más del tema hasta que llego Alejandro. En
cuanto llego a mi madre le cambio un poco el humor, no sabía porque hasta que
voltee y vi a Nicole en la sala, esperando por mi hermano. No sabía que se podría
esperar de mi madre en este momento pero me daba algo de miedo.
-Buenas noches – dijo mi madre.
-Hola mamá – dijo Alejandro. El se acerco al refrigerador
y tomo dos botellas de agua – estaremos afuera por si nos necesitan – dijo y se
fue.
-¿Quién es ella? – pregunto mi madre.
-Se llama Nicole – dije.
-¿Es su novia? – pregunto.
-No lo sé – dije con sinceridad.
-No me da buena espina – dijo mi madre.
-Créeme que ni a mi – dije con sinceridad – hay algo mal
con esa chica.
-Concuerdo contigo – dijo mi madre intentando verlos.
-Irme a mi habitación – dije.
-Buenas noches – dijo ella sonriente.
-Buenas noches – dije.
Salí de la cocina y me dirigí a mi habitación. Me cambie
a mi pijama y me avente en la cama. Tome el control de mi televisor y lo deje
en un canal de caricaturas. Al finalizar el programa apague el televisor y me acosté
para poder dormir.
Andre, Síguela Please!
ResponderEliminarY Pásate Por Mi Nove, Cuando Puedas c:
BESOS!!
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