jueves, 14 de junio de 2012

Capitulo 18. Les Deseo Lo Mejor




-Hola Amanda – dijo mi madre con tono cansado.
-Hola – dije mirándola.
-¿En dónde está tu hermano? – pregunto.
-Afuera – dije sin mucha importancia.
-Ok – dijo – ya regreso.
-Ok – dije con una gran sonrisa.

Mi madre tenía la costumbre de que, al llegar nos tiene que saludar a ambos, aun y que uno estuviera en su propia habitación. Ella así es, desde que somos unos niños se ha acostumbrado a eso.

Mi madre regreso después de algunos minutos. Ella venia con una cara extraña.

-¿Quién era la chica? – pregunto mi madre extrañada – en mi vida la había visto.
-No se – dije sin darle importancia – no le des importancia, de seguro es solo una chica mas.
-Ya lo creo – dijo ella sentándose - ¿tienes hambre?
-No – dije – ya cene.
-Ok – dijo - yo saldré con Gustavo a cenar.
-¿Qué se celebra? – pregunte extrañada.
-Nada – dijo ella con una gran sonrisa – solo quisimos salir.
-Dime mamá, de verdad te sientes a gusto con el – pregunte.
-Claro que si – dijo ella mirándome – el tiene algo que lo diferencia de los demás.
-Siempre dices eso – dije – así que esta vez no te puedo creer.
-Pero ahora si estoy segura – dijo ella – hay algo que lo diferencia, no te sabría decir que es, pero lo hay.
-Solo espero que no te vuelvas a equivocar – dije mirándola.
-No te preocupes por eso – dijo ella riendo.
-Espero no tener que hacerlo – dije – bueno mamá, me voy.
-Ok – dijo ella – buenas noches hija.
-Chau mamá – dije – y que les vaya bien.
-Gracias – dijo ella con cierto tono de felicidad.

Subí a mi habitación y me cambie por mi pijama. En cuanto estuve cambiada Salí un momento a mi balcón. Deje las luces apagadas del balcón ya que no quería que nadie me viera. Me senté sobre una de mis sillas y cerré los ojos. La noche era increíble, el sonido totalmente perfecto, no había forma de explicar lo hermoso que era esto.

Mientras estaba ahí, sentada, disfrutando de la noche, un gran ruido me desconcertó. Me levante de inmediato y mire hacia abajo, de donde provenía el ruido. Voltee hacia todos lados hasta que vi a los tortolitos muy entretenidos destruyendo el jardín.

 Yo me quede en donde estaba, mirándolos. Mientras lo hacía pensaba en Nicole. No podía creer que hubiera tanta maldad en una persona. Tal vez pudiera llegar a ser que en verdad no es mala, al contrario, que ella fuera un pan de Dios. Si de verdad es mala, me pregunto: ¿Qué es lo que cruza por su cabeza? ¿En qué piensa ella? ¿Qué siente al hacer daño?

Narra Nicole.

-Ya – dije riendo.
-Está bien – dijo Alejandro riendo, al igual que yo.
-Tomemos asiento – dije.
-Claro – dijo sonriendo. Tomo mi mano y caminamos juntos hasta las sillas que había en su patio.
-No quiero que te ofendas por lo que te voy a preguntar – dijo él.
-¿Qué me quieres preguntar? – pregunte extrañada.
-¿Por qué no quieres a mi hermana? – pregunto, ¿tenía que preguntar sobre ella? – además, ¿Por qué ella no te quiere? Aunque sea se conocen o algo.
-No – dije, mi mal humor crecía – simplemente se me hace una persona muy cruel, jamás le he hecho nada y desde antes me odiaba.
-¿Qué ha hecho? – pregunto.
-Solamente humillarme frente a mis amigos – dije, este era el momento indicado – no sé qué le pasa pero, me odia sin antes conocerme.
-Hay Nicole – dijo el – hablare con ella.
-Si por favor – dije – en verdad me dolió cuando me dijo todo eso en frente de mis amigos. ¿Qué crees que sentí?
-Se que no sentiste nada bonito – dijo mirándome – hablare con ella y hare que te pida perdón.

Amanda me pagara la humillación. Lo que le dije en cierta parte fue cierta, yo no había hecho nada y ella ya he odiaba, ¿Qué le pasa? Simplemente ella está loca y no permitiré que ella me arruine, ni a mí ni a mí.

Si se llegaran a preguntar, yo si quiero a Alejandro. Lo quiero pero no de la misma forma. El fue como un regalo de Dios, justo lo que yo necesitaba. Últimamente mi popularidad estaba decayendo ya que ya no hacía nada interesante. Como dije, tener a Alejandro fue como un regalo. Ahora estaba en boca de todos ya que estaba saliendo con un chico extranjero, guapo, de familia reconocida y lo más importante, con dinero. ¿Qué más podía pedir? Lo negativo de todo esto es Amanda, su “linda” hermana. Ella puede hacer la diferencia en todo, desde lo que opine su familia hasta lo que pueda llegar a opinar Alejandro.


Al día siguiente…

Narra Amanda.

Desperté, estaba cansada. No había dormido tan bien como yo deseaba. La enamorada se fue de casa hasta muy noche, fue cuando yo pude estar tranquila. Yo no sé de qué s capaz ella, además tiene la protección de mi hermanito así que debería tener cuidado.

Me levante de mi cama y Salí de mi habitación. Baje a la cocina y me encontré con Gustavo y mi madre, muy juntitos, riendo.

-Buenos días – dijo Gustavo al verme.
-Buenos días – dije sin ánimo.
-¿Qué quieres de desayunar hija? – pregunto mi madre con alegría.
-No se – dije pensando.
-Te hare waffles – dijo ella.
-Como quieras – dije.

Ella se fue y me dejo sola con Gustavo. El silencio reino en ese tiempo. A diferencia de otros momentos, este silencio fue muy incomodo. Por más inquietante que fuera, no planeaba hablar mucho con él. Tal vez suena a niña mimada pero, no interesa, yo tengo mis razones.

-Toma – dijo mi madre regresando, después de un largo rato.
-Gracias – dije mientras ella dejaba mi desayuno frente a mi.
-Bueno chicas, me tengo que ir – dijo Gustavo.
-Recuerda que debe de estar todo listo para la noche – dijo mi madre, claro que dirigiéndose a Gustavo.
-Sí, no te preocupes – dijo el – chau.
-Chau – dijo mi madre. Ellos se dieron un largo y grotesco beso. Se separaron y me miraron.
-Chau Amanda – dijo Gustavo – que tengas un lindo día.
-Igual – dije.

Mi madre y Gustavo se fueron, supongo que mi madre iba a despedir a su esposo. Después de unos minutos ella regreso y solo se escucho el motor de un coche salir de casa.


-Dime Amanda, ¿tienes algo que hacer? – pregunto mi madre.
-No – dije.
-Perfecto – dijo ella – te invito a comer.
-Ok – dije extrañada - ¿Por qué?
-¿Qué acaso no puedo pasar tiempo con mi hija? – pregunto indignada.
-Supongo que sí – dije extrañada. Últimamente ella está actuando diferente. A pesar de su trabajo, siempre está muy alegre.
-Pues entonces ya sabes que haremos – dijo ella.
-Mamá, ¿acaso hay algo que me ocultes? – pregunte.
-No – dijo extrañada - ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada – dije.

Seguí comiendo sin darle importancia alguna. Era extraño, normalmente ella está de buen humor pero no de tan buen humor.

Termine de comer y me levante de la mesa. Fui hasta mi habitación y tome una ducha. Después de un largo rato Salí y me cambie por esto http://www.polyvore.com/love/set?id=50351189&.locale=es. Me arregle el cabello y baje.

-Saldré un momento – dijo mi madre – regreso en una hora.
-Está bien – dije.

Ella salió de casa sin decirnos a donde se dirigía. Yo no le preste atención y me fui a mi habitación. Ahí estuve por un largo rato hasta que mi madre me llamo para salir a comer.

-Vámonos – dijo con llaves en mano.

Subimos a su camioneta y ella arranco.

-¿A dónde vamos? – pregunte curiosa.
-Es un restaurante nuevo – dijo – es de comida Italiana.
-Perfecto – dije. Algo que me volvía loca era la comida Italiana.

Mi madre condujo por un largo rato, el tráfico nos había tenido detenidas. Llegamos y mi madre estaciono la camioneta. Nos bajamos y entramos al restaurante.

-Buenas tardes – dijo una de las señoritas de la entrada.
-Buenos días – dijo mi madre – ayer hice una reservación a nombre de Tiffany Sanz.
-Déjeme checar – dijo mirando una lista – aquí esta. Ahora mismo le hablo a alguien para que las lleve a su mesa.
-Ok – dijo mi madre.

La chava llamo a alguien y al instante llego un joven, quien nos llevo hasta nuestra mesa.

-Ahora les traigo la carta – dijo el mesero.

El se fue. A los pocos minutos el regreso con una jarra llena de agua además de dos legajitos.

-Aquí tienen – dijo entregándonos las cartas y poniendo agua en unas copa.

El mesero nos pidió la orden y se fue. Por ahora solo estábamos las dos, en un completo silencio.

-Y dime, ¿estás emocionada? – pregunto ella.
-¿Por qué debo de estarlo? – pregunte.
-Pronto regresaras a la escuela – dijo ella.
-¿Cuándo? – pregunte extrañada, había olvidado ese detalle.
-Dentro de un mes – dijo mi madre.
-No lo recordaba – dije sin importancia.
-Así parece – dijo.

Después de eso ya nadie hablo. El silencio reinaba y esta vez el silencio me inquietaba. No me gustaba estar así, callada. Me había acostumbrado a hablar mucho con alguien, al menos con mi madre hablaba, poco pero hablaba.

Paso media hora y el mesero entrego nuestra comida.

-¿Por qué nada más me trajiste a mi? – pregunte, yo no era su única hija.
-Porque quiero pasar un tiempo a solas contigo y después pasare ese tiempo con tu hermano – dijo ella – aunque es difícil ya que siempre tiene planes.
-Si – dije – siempre tiene algo que hacer.
-Tú también te la pasas saliendo – dijo ella.
-No importa, somos chavos – dije.
-Hay hija – dijo ella riendo – sabes, me alegro que hayas aceptado venir conmigo.
-¿Crees que te diría que no? – pregunte.
-No – dijo ella – bueno, tal vez, nuestra relación no es la mejor que digamos.
-Te hubiera dicho que si de cualquier forma – dije.
-Aun y que me hubieras dicho que no, te hubiera obligado – dijo ella.
-Claro – dije con sarcasmo.
-Es enserio – dijo ella – pero no importa eso, el punto es que tu aceptaste venir y eso significa mucho para mí.
-Eres mi mamá y a pesar de todo, yo te quiero – dije con media sonrisa.
-Y me alegra escuchar eso – dijo ella – porque aunque tú no me lo creas, yo te quiero mucho hija. Tal vez mis errores no me permiten demostrarlo pero yo te quiero mucho, a ti y a tu hermano.
-Te creo – dije con una sonrisa – aunque no entiendo tus errores.
-Abra veces en la vida en que te equivocaras Amanda – dijo ella – el sentido de todo eso es que aprendas de ellos, no como yo, que repetí el mismo error una y otra vez hasta que me cree conflictos con ustedes.
-Lo dices como si ya hubieras aprendido de tus errores – dije. No creo que sea así, ella sigue cometiendo errores y los seguirá cometiendo.
-Después de mucho tiempo comprendí que yo no debería buscar a alguien joven y guapo – dijo ella – yo entendí que necesitaba algo más que una simple cara bonita, necesitaba alguien que de verdad me quisiera y me cuidara, también alguien que los aceptara, que entendiera que ustedes son mis hijos y no los pensaba dejar – dijo ella – eso es lo que Gustavo hace, quererme, cuidarme, respetarme, al igual que los quiere y cuida a ustedes y de respeto ni se hable que se nota su educación hacia ustedes.
-Yo no lo aceptaré como tu espeso hasta que yo sepa que es algo seguro – dije.
-No pierdas el tiempo hija – dijo ella – mientras tú te centres en el resentimiento hacia el te podrás perder de cosas increíbles y buenas.
-Tal vez – dije – pero prefiero eso a hacerme su amiga y luego ustedes terminen separados y todo lo que me esforcé en quererme se ha ido a la basura.
-Tú sabes hija – dijo ella – yo no me puedo involucrar en lo que tú quieras o creas, como te dije, de los errores se aprende y creo que es hora que tu aprendas de los tuyos.
-Sabes que – dije – yo les deseo le mejor, espero que no te estés equivocando y así como el te quiere, espero que tu lo quieras.


Estuvimos por un largo rato en ese restaurante. Fue una larga conversación, una larga y tranquila conversación. Se sentía distinto, ya nos hacía falta algo así a las dos, nos hacía falta aclarar todas nuestras indiferencias. A pesar de todo ella es mi madre, la quiero y como su hija a mi no me gusta ver que la lastimen, o incluso cuando ella misma se lastima por sus malas decisiones.

Tal vez Gustavo no sea de mi agrado, si, tal vez es porque yo no le he dado una oportunidad. A pesar de que no me caiga muy bien, yo le deseo lo mejor a él y a mi madre, deseo que tanto él como mi madre al fin encuentren la felicidad entre los dos.

1 comentario:

  1. QUE LINDO :3 ME ENCANTA!!
    TIENES QUE SEGUIRLA PRONTO c:
    BESOS..

    http://noovelasdejustinytu.blogspot.com.ar/

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