Llego la noche. Justin me había
invitado a cenar y obviamente le había dicho que si. No era una cena muy
elegante, era algo más relajado. En fin, llegamos hace unos 15 minutos, son
justamente las 9 y media. El se fue a su habitación y yo a la mía.
Como de costumbre me avente
sobre la cama y cerré los ojos. El gusto no me duro mucho ya que mi celular
empezó a sonar. Tome mi bolsa con rapidez y saque mi celular.
Al teléfono
-Bueno – dije.
-Hola linda – dijo.
-No me llames linda – dije con rabia.
-No te enojes cariño – dijo.
-¿Qué quieres? – cuestione con enojo.
-Hablar contigo – dijo con tranquilidad.
-Tienes 20 segundos – dije.
-Te invito a salir – dijo – mañana.
-Estás loco – dije riendo – jamás iría a ninguna parte contigo.
-¿Por qué no? – cuestiono.
-Porque no – dije.
-Vamos linda, yo se que tu quieres – dijo – podemos volverlo a
intentar.
-Mira Max, tú y yo jamás volveremos, JAMAS – dije – sin ti soy libre,
no le tengo que estar pidiendo permiso a nadie para salir a cualquier lugar,
tengo la libertad de decir lo que se me antoje y hago lo que se me da la gana.
-Yo he cambiado – dijo.
-La gente nunca cambia – dije.
-Yo si – dijo seguro.
-Escúchame – dije, intentando calmarme – tú ya eres pasado, solamente
eso. Tu solo fuiste un tormento y sería una gran estupidez de mi parte regresar
contigo así que no esperes que haga eso.
No espere a que el me
respondiera, simplemente colgué y aventé mi celular.
Existe la gente como el que
cree que nosotras estaremos detrás de ellos por siempre cuando no es así. Yo ya
no soy una niña pequeña, tal vez no sea una adulta pero se reconocer cuando una
persona se quiere pasar de lista contigo. Lo detesto demasiado, detesto el
hecho que no me dejara en paz, detesto el hecho de que arruina mi felicidad,
detesto todo lo que hace, TODO.
Me sentía estresada, no quería
ni pensar lo que el haría después. Lo conozco muy bien y sé que cando él se
encapricha con algo no lo deja ir. Ya no se qué hacer para que me deje en paz.
-Amanda – escuche decir a Justin.
-Pasa – dije más tranquila.
Abrió la puerta y paso, al
estar adentro cerro y camino hacia mí. Se sentó a mi lado y me tomo de las
manos. Me miro directo a los ojos y después hablo.
-¿Qué pasa linda? – cuestiono.
-¿De qué? – pregunte intentando
hacerme la loca.
-Estaba en mi habitación y te
escuche gritar – dijo – parecías estar muy enojada y me preocupe por ti.
-Ay qué lindo – dije riendo.
-Ya, dime que paso – pidió. ¿Se
supone que le debo decir o no?
-Nada de lo que tengas que
preocuparte – dije dudosa.
-Vamos Amanda, tu sabes que
puedes confiar en mí – dijo.
-Yo lo sé – dije – es solo que…
-¿Es solo que…? – cuestiono imitándome.
-Está bien, te diré – dije.
Le termine contando todo,
absolutamente todo; inicie desde que empecé a salir con él hasta este momento. Parecía
que a Justin no le agradaba mucho la idea de que él estuviera fastidiando, digo
a nadie le agradaría eso.
-Supongo que eso significa que
ya no puedo dejarte sola ni un minuto – dijo.
-Eres muy extremista – dije sonriéndole.
-¿Acaso no te agrada mi idea? –
cuestiono ofendido.
-Pues… - dije bromeando, el
solo puso su cara de indignado – es broma lindo, claro que me encanta la idea.
-Yo sé que si – dijo riendo. Dejo
de reír y me vio a los ojos después paso a ver mis labios, sabía lo que quería y
no lo negaría, yo también quería besarlo.
No tardo demasiado en besarme,
tan solo le tomo unos segundos en decidirse.
-Te quiero linda – dijo aun
cerca de mis labios.
-Yo más – dije y le di un corto
beso.
...3 días después…
-¿Qué opinas? – cuestiono Justin.
-No lo sé – dije pensativa. La idea
me llamaba mucho la atención pero había algo que me ponía a dudar.
-Piensa linda, piensa – dijo en
broma.
-Ya – dije riendo – no me
concentro – Justin solamente rió.
Paso de sujetar mi mano a
tomarme por la cintura. En realidad no me molestaba que lo hiciera, me gustaba
mucho que hiciera eso, pero ahora necesitaba concentrarme y el simple hecho de
tenerlo así de cerca me ponía nerviosa y me sacaba de mis pensamientos.
-Sera mejor que nos vayamos yendo
– dijo Justin mirando su reloj – ya es algo tarde.
-¿Qué tan tarde? – cuestione.
-Muy tarde – dijo riendo.
-Vámonos – dije tranquila.
Salimos del lugar y fuimos
hasta el estacionamiento. Subimos a la camioneta de Justin y este arranco.
Condujo hasta mi casa y ahí paro. Bajamos y como siempre me tomo de la mano,
entrelazando nuestros dedos. Entramos a casa y fuimos hasta la cocina.
-Hola mamá, hola Pattie – dije saludándolas
a ambas.
-Hola muchachos – dijo Pattie.
-Creo que llegan tarde – dijo mi
madre.
-Lo siento, fue mi culpa – dijo
Justin.
-Es verdad, fue su culpa – dije.
-Chistosa – dijo Justin con
sarcasmo.
-Ya, no importa de quien haya
sido la culpa – dijo Pattie – lo que importa es que están aquí.
-Las dejaremos seguir
platicando – dije – nosotros nos vamos.
-No los quiero solos arriba –
ordeno mi madre.
-Vamos a estar en la sala –
dije ofendida.
-Vayan – dijo mi madre.
Tome a Justin de la mano y lo guié fuera de la cocina hacia una habitación a un lado de la sala. Era un lugar
amplio que daba hacia el jardín. Era un lindo lugar ya que había muchos
sillones, un televisor enorme, una chimenea y un techo de vidrio por lo que se
tiene una excelente vista del cielo. Normalmente en las noches se convierte en
un lugar perfecto para echar novio – como dice mi madre. Solamente una vez he traído
a Justin a este lugar. Sé que le encanta estar aquí, la razón no la se pero le
encanta.
Tomamos asiento, uno del lado
del otro. Nos acomodamos bien y encendí la televisión, cambie canales hasta que
nos decidimos por uno.
-Y, ¿ya decidiste? – cuestiono
Justin.
-Creo que debo preguntarle a mi
madre antes – dije.
-Vamos – dijo sonriendo.
-Calmado – dije riendo –
tampoco la presionaremos.
-Lo sé – dijo riendo – aunque
no creo que diga que no.
-¿Tú crees? – Cuestione –
seguramente pensara mal o no sé.
-Yo no lo creo – dijo seguro.
-Ojala y tú tengas la razón –
dije.
-Yo tengo la razón – dijo
riendo.
Seguimos hablando por algunos
minutos hasta que Pattie decidió que era hora de retirarse. En cuanto se fueron
regrese con mi madre a la cocina. Tomamos asiento y decidí que era el momento
para pedirle permiso.
-Mamá, ¿te puedo pedir algo? –
cuestione.
-¿Qué cosa? – cuestiono mi
madre.
-¿Me darías permiso de
acompañar a Justin a Miami? – pregunte – serán solamente tres días.
-¿Para qué van? – cuestiono.
-El tiene algo que hacer allá y
me pidió que fuera con él – dije.
-Hay Amanda, pobre muchacho –
dijo – si de por si te tiene que aguantar aquí ahora imagínate en Miami, pobre
de él.
-Muy chistosa mamá – dije
sarcásticamente.
-Yo solo decía – dijo riendo.
-¿Entonces si me dejaras? –
cuestione.
-Está bien – dijo – solamente
porque conozco a Justin y sé que no es un barbaján cualquiera.
-Gracias, gracias, gracias –
dije con cierta emoción.
-Solo que quiero que te
comportes – dijo – no dejes en ridículo a esta linda familia.
-Yo jamás haría algo así – dije
– primero muerta.
-Ya niña – dijo riendo - ¿Cuándo
viajan? – cuestiono.
-Dentro de tres días – dije.
-Perfecto – dijo.
Seguimos charlando hasta que se
hiso mas tarde. Nos despedimos y cada quien se fue a su habitación. Estaba
cansada y en lo único que podía pensar era que tenía que dormir.
…Al día siguiente…
Desperté y como todos los días,
me duche. Tenía un poco de frio así que me cambia por algo así http://www.polyvore.com/cgi/set?id=62468810.
No tenía planes para salir con mis amigas ni nada de eso y según yo Justin
estaría ocupado arreglando algunos detalles de no sé qué. El punto es que no
saldría y eso me aburría demasiado.
-¿Te cayo la helada o qué? –
cuestiono mi hermano.
-No tonto – dije – tenia frío y
no quería enfermarme.
-Ya estas enferma, pero de la
cabezota – dijo riendo.
-Déjame – exclame ofendida.
-Ya hermanita linda – dijo
riendo - ¿te propongo algo?
-¿Qué cosa? – cuestione.
-Salgamos como hermanos que
somos – dijo – vamos a pasar un tiempo en familia. ¿Qué te parece?
-Y a ti, ¿Qué mosco te pico? –
cuestione. Era extraño lo que me pedía.
-Ninguno, es solo que quiero
pasar un rato con mi hermana favorita – dijo.
-Solo tienes una – dije.
-Exacto – dijo riendo.
-Como sea – dije – iré a
desayunar.
Baje a la cocina y tome un
lugar. Estaba acostumbrada a bajar y encontrarme a mama y Gustavo, ahora que no
tenia clases ya no los veía debido a que ellos se retiran temprano de la casa. Se
sentía un poco solitario. Esperaba que bajara Alejandro a hacerme compañía pero
eso no pasaría ya que, según yo, el ya había desayunado.
Encendí la televisión y me
distraje con ella por un rato hasta que escuche a Alejandro gritar.
-¿Qué quieres? – grite.
-Está sonando tu celular –
dijo.
-Ya va – dije.
Subí lo más rápido que pude a
mi habitación. Al entrar me encontré con Alejandro sosteniendo mi celular con
una sonrisa picara, sabía lo que tramaba y no era bueno.
-Ni se te ocurra – dije.
No importa lo que le diga, el
siempre hará lo que él quiera. Simplemente se acerco mas mi celular y contesto
una llamada que se supone era para mí.
-Bueno – dijo Alejandro al
contestar – hola Justin… no, ella no está… salió a no sé donde con alguien.
-Dame mi celular – dijo lo
suficientemente alto para que Justin me escuchara y supiera que en verdad
estaba ahí.
-No es ella, es una grabación –
dijo Alejandro.
-Ya dámelo – dije. Forceje un
momento y se lo quite de las manos – largo de aquí.
-No te enojes – dijo riendo.
-No me hagas enojar – dije.
-Adiós hermanita – dijo riendo.
Salió de mi habitación y ahora sí,
pude contestar.
Al teléfono
-…
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