-Al parecer ella no quiere estar aquí – dijo mi madre.
-¿Cómo lo sabes? – pregunte sorprendido.
-Por su expresión – dijo ella.
Voltee a verla y estudie su expresión, mas no logree notar algún signo de inconformidad ni nada por el estilo. Ella volteo y al verme me sonrió. Yo le regrese la sonrisa y volvió a mirar a la pareja.
1 hora después…
Gustavo y Tiffany se levantaron de sus sillas y propusieron un brindis. Después de todo eso fue cuando la “fiesta” empezó. Mi madre decía que esto era como un ensayo previo a la boda, mas, Amanda decía que esto era solo una cena solo porque si.
Yo estaba hablando con algunas personas del estudio. De vez en cuando volteaba mi mirada y veía a Amanda. Ella estaba riendo junto a unos chicos desconocidos. No pude evitar sentir algo de celos. No, ella no me gusta, solo, no sé, es linda.
-Deja de mirarla Justin – dijo scooter – si te cacha mirándola quedaras como un idiota.
-No la estoy mirando – dije.
-Si claro – dijo riendo – como sea.
Narra Amanda.
-Los voy a extrañar – dije con algo de tristeza.
-Nosotros también – dijo Kegan.
-Claro que si nos extrañaras – dijo Tom – no podrías sobrevivir sin nosotros.
-Si claro – dije con sarcasmo. Ellos rieron - ¿nos veremos en la cena de ensayo?
-Claro prima – dijo Tom – ahí estaremos.
Seguimos hablando. Había pasado mucho tiempo desde que no los veo. Ellos son los hijos de la hermana de mi madre por lo que en cada boda ellos estarán. Antes, nosotros 3 junto con mi hermano, solíamos salirnos de la fiesta e ir a cualquier parte hasta que mi madre nos regaño.
-¿A dónde iremos este año? – pregunte.
-Recuerda que ya no se puede – dijo Tom – ya sabes porque.
-Lo sé – dije – y odio que haga eso.
-Mejor olvídalo – dijo Kegan.
Y así paso la noche. Yo estuve con ellos y después de un tiempo fui con Justin. Mi hermano estuvo ligando con algunas sobrinas de Gustavo. Yo solo me reía de lo que asía ya que todas lo miraban extrañadas.
Al día siguiente…
Como todos los días, me levante de la cama y tome una corta ducha. Me vestí y baje a tomar un desayuno. Podía escuchar risas desde la cocina. En cuanto entre me encontré con Gustavo y mi madre, hablando.
-Buenos días hija – dijo mi madre.
-Buenos días – dije sin mucho ánimo.
-Siéntate – dijo Gustavo – ahora mismo traerán el desayuno.
Fui hasta la mesa de la cocina y tome un lugar. Gustavo y mi madre hablaban como si yo no estuviera presente. Se reían de algo que dijo Gustavo, algo que yo no fui capaz de escuchar.
Mientras ellos hablaban yo los miraba. Mi madre actuaba igual que con los demás, pero, había algo diferente, a él le tenía un poco mas de confianza. Eso no significaba que ella si estaba enamorada, no, eso solo significaba que tal vez le se pueda llegar a enamorar.
Si se preguntan, yo no odio a Gustavo, tampoco he odiado a alguno de sus antiguos esposos o como yo los llamo “juguetes”. Envés de odio les tengo lastima. Me siento mal por ellos, me siento mal al ver que mi madre solo juega con sus sentimientos y después los bota, como si ya no les sirviera más. Esa es la razón por la que yo no suelo congeniar mucho con sus novios. ¿De qué sirve hacer un esfuerzo si como quiera todo se va a derrumbar?
-Amanda – dijo mi madre sacándome de mis pensamientos.
-Mande – dije.
-¿Podrías pasarme mi celular? – dijo señalándomelo.
Lo tome y se lo entregue. Me levante y Salí de la cocina debido al aburrimiento que generaba estar ahí. Fui al patio y me senté sobre una de las sillas cerca de la piscina. Estuve ahí sentada, mirando hacia el cielo hasta que mi madre me llamo para desayunar.
…
Justo termine mi desayuno y mi celular empezó a sonar. Lo tome y conteste.
Al teléfono.
-Bueno – dije.
-Hola Amanda – dijo él.
-Hola Justin – dije con una sonrisa - ¿Qué sucede? – pregunte.
-Pues, solo quería saber si tenías planes para hoy – dijo él con un poco de nervios.
-No – dije – no tengo nada planeado.
-Perfecto – dijo – ¿te parece si salimos?
-Está bien – dije con una sonrisa - ¿a qué hora?
-Qué tal si te vienes de una vez al estudio y después vemos que haremos – dijo.
-Está bien – dije soltando una pequeña risita.
-Ok – dijo – te espero. El se despidió de mí y colgamos.
No pude evitar sentirme algo nerviosa. ¿Será que tal vez me está empezando a gustar? Eso no podía ser posible tomando en cuenta que apenas nos conocimos. Claro que el no es una persona fea, es agradable estar con él y todo eso pero no, eso no puede ser. No me gustaría repetir los mismos errores de mi madre, nunca.
-¿Sucede algo? – pregunto mi madre.
-No – dije – aunque pensándolo bien, ¿me darías permiso de salir?
-¿A dónde? – pregunto.
-Saldré con un amigo – dije seria.
-Ok – dijo – pero no llegues tarde.
Dicho eso fui a mi habitación. Tome un bolso y le metí algunas cosas como un labial, mi celular, mi cartera, etc. Volví a bajar y me tope con Gustavo, al parecer él iba de salida. No iría con él, ni loca, jamás haría algo para al menos hacerle ver que “intentaría” llevar una mejor relación con él.
Espere un poco hasta que él se fuera, después Salí yo y fui hasta Jack para pedirle que me llevara hasta el estudio. El accedió. Subimos a la camioneta y fuimos con rumbo al estudio.
Después de estar un rato atorados en el tráfico, logramos llegar. Espere un momento para bajar del auto ya que no quería parecer desesperada ni nada de eso. Me comencé a desesperar así que salí del auto.
Narra Justin.
Estoy algo nervioso. Normalmente esto no sucede, jamás me había pasado algo así con una chica. Lo sé, apenas la conozco pero, simplemente la empiezo a extrañar y siento la necesidad de volver a verla.
-¿Nervioso? – pregunto Scooter.
-No – dije intentando ocultar mis nervios.
-Seguro – dijo con un tono de sarcasmo.
-Enserio – claro, yo no estaba nervioso por lo que él creía, la razón de mis nervios era otra.
-Bueno – dijo riendo. El se levanto y antes de irse me dijo – hoy no vendrá Gustavo, tuvo algo que hacer por lo de su boda, pero vendrá alguien más en su representación – dijo.
-Está bien – dije. Las demás personas dentro del estudio salieron dejándome solo.
Me aburrí así que tome mi celular. Me puse un poco más nervioso de lo normal al notar que Amanda no llegaba. Yo entiendo que ella tiene mucho que hacer pero, ¿para qué me diría que vendría si en realidad no?
Pasaron 10 minutos y alguien toco la puerta del estudio. Fui a abrir y la vi. Cada vez que la veía la notaba diferente, de una buena forma.
-Hola – dijo ella.
-Hola – dije sonriéndole.
Yo me acerque a ella y le di un abrazo y un beso, de saludo. Después me moví para que ella pudiera pasar.
-¿No se supone que deberían tener el día libre? – pregunto Amanda.
-¿Por qué lo preguntas? – pregunte.
-Pues Gustavo no está – dijo – y se supone que él se encarga de todo esto.
-Pero tiene como un remplazo – dije – entonces no, no tengo el día libre.
-Bueno, al menos te gusta estar aquí – dijo ella sonriéndome. Sus sonrisas me matan, ¿Por qué es tan linda?
-Si – dije regresándole la sonrisa.
En ese momento empezó a entrar la gente. Amanda saludo a cada uno de los que entraban y pude notar que alguno que otro le echaban miraditas a ella al igual que a mí. Ella las noto y se sonrojo un poco, al igual que yo.
En cuanto entraron todos empezamos. Yo entre a una cabina y empecé a grabar. Así fue por un par de horas hasta que se termino mi tiempo.
-Sera mejor que nos vayamos – dije.
-Si – asintió ella.
Salimos del pequeño estudio y yo la lleve a la cafetería.
-¿No estás emocionada? – pregunte.
-¿Por qué? – pregunto extrañada.
-Porque tu madre pronto se casara – dije.
-Ah, eso – dijo sin darle mucha importancia – para ser sincera, me da igual. Si se casan o no, me da igual.
-¿No te agrada Gustavo, cierto? – pregunte con algo de intriga.
-No es que no me agrade – ahora estoy confundido – es solo que lo que sea que haya entre ellos algún día se acabara – dijo sin alguna emoción.
-¿Por qué estas tan segura de eso? – pregunte.
-Pues, ya lo he visto – dijo ella – y muchas veces.
Después de haber dicho eso nadie hablo. No entendía muy bien toda la situación aunque tampoco quise preguntarle nada mas, no quería darle una impresión negativa de mi. Mire mi reloj y este marcaba las 2:30.
-¿Te parece si salimos ahora? – pregunte.
-Me parece bien – dijo ella con una sonrisa.
-Pues vámonos – dije.
Nos levantamos de nuestras sillas y salimos del estudio. Para nuestra suerte no había ninguna señal de algún paparazzi. Caminamos rápido y subimos a la camioneta. Kenny condujo y nos llevo hasta la playa. Se estaciono y bajamos.
-Estaré aquí por si me necesitan – dijo Kenny sonriéndome.
-Ok – dije.
Entramos a la playa y note que había poca gente. Rápidamente deduje que Kenny había sido el culpable de todo esto.
-Wow – dijo Amanda – jamás había venido aquí.
-Ni yo – dije mirándola.
-Es hermoso – dijo ella admirando el paisaje.
-Lo es – dije sonriéndole.
Comenzamos a caminar sin un rumbo fijo. Mientras caminábamos ella me contaba mas sobre ella, al igual que yo. Ella termino contándome la historia de su mama y la razón de su indiferencia hacia Gustavo. Todo parecía tener algo de sentido ahora.
-Sabes, no deberías preocuparte – dije – supongo que Gustavo debe de ser el indicado. Por cómo se miraban en la cena yo digo que él es – dije.
-Eso espero – dijo ella – es muy cansado tener que cambiar de vida cada vez que a mi madre se le antoja.
-Debe de ser duro – dije yo.
-Lo es – dijo – una vez intento algo con un británico. Nos tuvimos que mudar a Londres para que ellos pudieran ser “felices”.
-Bueno – dije – vele el lado bueno, viviste en Londres, el sueño de cualquier persona.
-Si – dijo ella fingiendo emoción – me hubiera gustado estar ahí más tiempo, los chicos son muy guapos ahí – dijo riendo.
-¿Enserio? – Pregunte – también he escuchado que los canadienses están muy guapos, es más, están sexys – dije riendo.
-Si bueno, sobre eso, creo que te han mentido – dijo riendo.
-¡Que chistosita! – dije con sarcasmo.
Narra Amanda.
No podría explicar lo que siento en este momento. Hay mucha felicidad dentro de mí en este momento combinada con algo que no sabría describir. Me sentía bien aquí, con él. Sentía que le podía contar todo. Sentía confianza hacia él.
Estuvimos ahí, hablando, hasta que empezó a oscurecer. El me llevo a casa y después se fue. Para mi mala suerte regrese a un tipo de infierno.
-¿Cómo te fue? – dijo mi madre al verme entrar.
-Bien – dije sin prestarle atención.
-Amanda – dijo ella – ven conmigo.
Yo iba caminando detrás de ella. Fuimos hasta una sala extraña, supongo que su oficina.
-Dime, que tendré que hacer para que dejes de actuar así – dijo mi madre - ¿Qué es lo que te ha hecho Gustavo para que te pongas en ese plan?
-El no me ha hecho nada – dije.
-¿Entonces? – pregunto ella.
-Solo quiero que te decidas – dije con un poco de enojo – fastidia sabes, me fastidia que no puedas tener una relación estable con alguien. Yo no pienso estar así toda la vida, ya no mas mamá. Siempre dices que este será el definitivo pero afrontémoslo, ni tú misma te la crees.
-Lo lamento hija pero, uno no decide de quien se enamora – dijo ella.
-No mamá, si tú estuvieras enamorada no los botarías como si fueran una simple basura – dije.
-Mira hija, lo lamento si – dijo ella – se que no soy perfecta y mis decisiones no son las mejores, lo acepto, pero, déjame intentarlo con él, yo se que él es el indicado y si yo llegase a fallar, no lo volveré a hacer – dijo – pero, perdónenme, tu y Alejandro.
-Si mamá, ya no importa – dicho eso Salí de su oficina.
Yo sabía que lo que me haya dicho hoy no lo recordaría dentro de un tiempo así que, que importa. Tal vez ella así lo vea pero, a quien engaña, después de un tiempo se aburrirá y buscara a alguien más.
…
Fui a mi habitación y me tumbe en mi cama. No tenía mente para nada más que dormir. Mañana seria un día pesado ya que mañana tendré la prueba de mis vestidos, diseñados por mi madre. Ella le quería agregar algo más a la boda y fue esto, ella se encargaría de diseñar mis vestidos.
Me levante de mi cama y fui hasta mi closet. Me cambie por unas pijamas y me acosté en mi cama.
Al día siguiente…
-Lista para hoy – pregunto mi madre.
-Si – dije normal, al menos hoy no me quería enojar.
-Perfecto – dijo – toma tu desayuno con calma y después iremos a la empresa a medirte los vestidos.
-Ok.
Tome un cereal y lo vertí sobre un plato hondo, después tome la leche y la vertí sobre el plato con el cereal. Regrese a la mesa y empecé a comer. A los pocos segundos llego Alejandro, arrastrando el cebo, como siempre.
-Buenos días – dijo adormilado.
-Buenos días – dijo mi madre - ¿quieres venir con nosotras? – le pregunto mi madre.
-¿A dónde? – pregunto.
-A la prueba de vestidos – dijo ella con algo de emoción.
-No gracias – dijo – yo paso.
Yo termine mi desayuno y deje el plato sobre el fregadero. Ahora solo faltaba esperar a que mi madre se alistara. Ella bajo ya arreglada. Tomo las llaves de su camioneta y salimos de casa.
Entramos a un tipo de salón. Ahí tenía muchas telas y maniquíes, supongo que este era el lugar en donde ella hacia todas sus creaciones.
-Toma – dijo entregándome dos ganchos con un tipo de plástico encima – ve a ese cuarto y pruébatelos.
Tome los ganchos y camine hasta el cuartito que mi madre había dicho. Entre y cerré la puerta con seguro. Colgué los ganchos y saque el primer vestido, un hermoso vestido rojo que utilizaría para la cena de ensayo. Me quite mi blusa y me coloque el vestido. Ya puesto me quite mis pantalones y Salí para que mi madre lo viera.
-Te vez hermosa – dijo mi madre con un tono enternecido.
-Gracias, supongo – dije.
-Date la vuelta – dijo acercándose. Yo la obedecí. Mientras daba la vuelta mi madre examinaba cada parte del vestido, no decía nada lo que suponía que estaba perfecto – sientes algo extraño o algo parecido – pregunto.
-No – dije.
-Perfecto – dijo – ahora pruébate el siguiente vestido.
Regrese al cuartito y me quite el vestido. Tome el siguiente vestido y solté un gran suspiro. Era hermoso, este sería el vestido que utilizaría el día de la boda. Con mucho cuidado me lo coloque. En cuanto estuve lista Salí del cuartito.
Al verme mi madre esbozo una gran sonrisa, lo que significaba que le gustaba.
-Ansió verte ese día arreglada y portando este vestido – dijo sonriente – MI vestido.
Ella lo observo durante unos segundos buscándole alguna imperfección pero no encontró nada.
-¿Te molesta algo del vestido? – pregunto.
-No – dije.
-Perfecto – dijo ella – ahora ve a cambiarte.
Camine hasta el cuartito y con mucho cuidado me quite el vestido. Lo colgué y me coloque mi ropa normal. Tome los ganchos de los vestidos y Salí del cuartito. Mi madre hablaba por teléfono con una persona desconocida. Ella me miro y tomo los vestidos. Ella me hiso una seña indicándome que ya nos íbamos.
Caminamos por un largo pasillo y llegamos a la salida. Mi madre arregle los vestidos y los coloco en la parte trasera. En cuanto ya estuvo todo listo ella arranco la camioneta. Condujo hasta el salón en donde seria la recepción. Se estaciono y bajamos de la camioneta.
-Si quieres espera aquí – dijo mi madre en la entrada.
-Como sea – dije sin darle importancia.
Me senté sobre un asiento que había por ahí. Tome mi celular y empecé a navegar a través de él. Así estuve por una buena media hora hasta que me aburrí. Guarde mi celular y entre al salón en donde se encontraba mi madre.