Desperté temprano, por ahí de
las 6 de la mañana. Luche contra mi fatiga hasta lograr levantarme de la cama.
Me duche como todos los días y me cambie por esto
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Me arregle un poco el cabello y tome mi mochila.
-Buenos días – dijo Gustavo.
-Hola – dije dedicándole una
sonrisa, en un intento de ser cortes.
-¿Cómo amaneciste hija? –
cuestiono mi madre.
-Bien, gracias – dije.
Tome mi desayuno con mucha
lentitud, no tenía ganas de llegar temprano a la escuela. Después de una media
hora termine. Recogí todo y regrese a mi habitación. Me cepille los dientes y
me arregle algún cabellito que tuviera de fuera.
-Alejandro – dije golpeando a
su puerta, en un tono moderado.
-Mande – dijo este después de
abrir.
-Ya es hora de irnos – dije.
-Yo aun tengo tiempo – dijo –
tendrás que adelantarte tu.
-Si quieres – dije – bueno, nos
vemos.
-Adiós.
Me di la vuelta y escuche el
cerrar de la puerta. No paso ni un segundo cuando escuche otra puerta abrirse.
-Buenos días – dije.
-Hola linda – dijo sonriente.
-Pensé que no te levantabas tan
temprano – dije.
-No siempre – dijo mientras se
acercaba a mí. Como lo esperaba me dio un largo beso, supongo que su beso
“mañanero” – hoy tengo cita en la disquera y debo estar ahí temprano.
-Suerte, supongo – dije
confundida.
-Gracias – dijo riendo – por
cierto, te ves muy hermosa – dijo tomándome por la mano y dándome una vuelta.
-Gracias – dije imitándolo.
Escuche un ruido y la puerta de
mi hermano se abrió. Nos miro por unos segundos y después se acerco.
-Ya debemos irnos – dijo
tomándome por los hombros y arrastrándome lejos de Justin.
-Aun tengo tiempo – dije
forcejeando.
-No, vamos tarde – dijo serio.
-Eres un celoso – dije.
Me arrastro por todas las
escaleras hasta llegar a la sala, Justin venía detrás de nosotros, riendo de la
escena.
-Ahora sí, adiós – dijo
Alejandro.
Simplemente tomo sus llaves y
salió de la casa, como si nada. Yo haría lo mismo, solo que antes tenía que
despedirme de Justin.
-Creo que ya debo irme – dije.
-Chau linda – dijo – que te
vaya bien.
-Igualmente – dije riendo.
Se acerco y me dio un corto
beso en los labios. Al separarse le sonreí. Fui por mis llaves y lo espere.
Según tenía entendido, saldríamos al mismo tiempo. Salimos juntos y al estar
afuera nos separamos; él a su camioneta, yo a mi carro.
…
-Ya no quiero seguir con las
clases – dijo Caitlin agotada.
-Tranquila, aun faltan tres mas
– dijo Taylor – son las mas rápidas.
-Ojala – dijo Cait – me
desespero.
-Bueno muchachas les robare a
Amanda por unos segundos – dijo Paul. Teníamos una plática pendiente.
-No hagan nada malo – dijo Karla
entre risas.
-No prometo nada – dije, de
broma obviamente.
-Hay muchachona – dijo está
riendo – tu tranquila, nosotras no le diremos nada a Justin.
Reí ante lo que decía,
sinceramente llegue a ser mucho más llevada con ella que con todas las demás.
Para mi es sencillo socializar; siempre estoy hablando y eso ayuda bastante,
mucho más cuando eres nuevo en un lugar.
-¿Por fin me dirás? –
cuestione.
-Tendrás que jurar que nadie se
enterara de esto – dijo serio.
-Como si no me conocieras –
dije – yo nunca digo nada, soy una tumba amigo.
-Confió en ti – dijo.
-Ya dime, me dejas con toda la
intriga – dije desesperada.
-Es que me está empezando a
gustar Karla – dijo, yo solo lo miraba impactada, era algo que no me esperaba –
y yo se que tu eres una de sus mejores amigas.
-Necesitas mi ayuda – intente
adivinar.
-Más o menos – dijo riendo –
solo quiero que me digas si tengo o no esperanzas con ella.
-Claro que si – dije, según yo
a Karla medio le gustaba este muchacho así que, ¿porque no?
-No quiero que me mientas –
dijo.
-Es enserio – dije – tu solo
deberías acercarte más a ella, ya verás como todo resulta.
-Pues entonces, el viernes hay
fiesta en mi casa – dijo, yo lo mire extrañada – tengo que acercarme a ella de
alguna forma que no sea la escuela y sin tener que invitarla a salir. Primero
debo ver si quiere algo conmigo o no.
-Muy listo – dije riendo.
-Tu novio también está invitado
– dijo y reí.
Charlamos un poco más y
regresamos con las demás.
...
-Estoy cansada – dije tirándome
en mi silla.
-Dentro de tres días saldremos
de “vacaciones” – dijo Alejandro – aunque son solo dos semanas pero es algo.
-Ya quiero que pasen esos días
– dije.
-Pronto hermanita – dijo.
Termine de comer y me dirigí a
mi habitación. Solamente estábamos Alejandro y yo ya que mama y Gustavo estaban
trabajando y Justin seguía en el estudio. Eso me daría tiempo de hacer mis
deberes – eso incluía mi tarea y limpiar mi regadero.
No me tomo tanto tiempo como yo
lo esperaba. Después de unos cuarentaicinco minutos había terminado todo. Me
aburría así que decidí quedarme en la cocina viendo la televisión.
-¿Porque tan sola, preciosa? –
cuestiono Justin mientras entraba a la cocina.
-Me aburría – dije sonriéndole.
-Te traje esto – dijo y me
entrego un precioso ramo de flores.
-Dios mío, están hermosas –
dijo al tomarlas – muchas gracias, aunque no debiste.
-Claro que si – dijo – mi
princesa merece lo mejor.
-¡Qué lindo! – dije
sonriéndole. No tardo tanto en reaccionar
y besarme, como él sabe – creo que debo ponerlas en agua – dije.
-Te ayudo – dijo Justin.
Buscamos por todas las gavetas
los jarrones donde mamá suele poner sus rosas. Después de una larga búsqueda
los encontramos. Coloque las flores ahí y les eche agua.
-¿Dónde crees que se verían
mejor, en mi habitación o en alguna otra parte? – cuestione.
-Creo que no lo sé – dijo
confundido.
-Me doy cuenta – dije riendo –
las dejare en mi habitación.
-Ok – dijo riendo.
-Vienes o prefieres quedarte –
cuestione.
-Mejor voy – dijo.
Me tomo de la mano y subimos
hasta mi habitación. Busque el lugar apropiado para ellas, un lugar en donde
pudiera verlas para recordar lo afortunada que era de tener a alguien que en
verdad me quisiera.
Las acomode y me senté en el
sofá que tenia frente a mi cama. Justin se sentó a mi lado y me acerco mas a
él, tomándome por la cintura.
-Creo que tienes algo en los
labios – dijo.
-¿Qué cosa? – cuestione
extrañada.
-Los míos – dijo y me beso.
¿Cómo es que se le ocurren
todas esas cosas? Siempre lo tiene que hacer todo perfecto, simplemente me
encanta que sea así. ¿Qué más puedo pedir? Todo lo que hace es perfecto, TODO.
-¿Por qué eres tan perfecto? –
cuestioné en cuanto se separo de mi.
-No lo soy – dijo sonriente.
-Yo digo que si – dije riendo.
-Más perfecto que tu no creo
que sea posible – dijo negando con la cabeza.
-Ya no seas payaso – dije
riendo.
-Y dime linda, ¿Cuándo te darán
vacaciones? – cuestiono.
-Dentro de tres días – dije con
emoción.
-Me alegra escuchar eso – dijo.
-¿Por qué? – cuestione
extrañada.
-Es que tenía algo planeado –
dijo.
-¿Qué cosa? – cuestione
curiosa.
-Luego lo sabrás – dijo
sonriente – tu tranquila.
...
Llego la noche. Justin me había
invitado a cenar y obviamente le había dicho que si. No era una cena muy
elegante, era algo más relajado. En fin, llegamos hace unos 15 minutos, son
justamente las 9 y media. El se fue a su habitación y yo a la mía.
Como de costumbre me avente
sobre la cama y cerré los ojos. El gusto no me duro mucho ya que mi celular
empezó a sonar. Tome mi bolsa con rapidez y saque mi celular.
Al teléfono
-Bueno – dije.
-Hola linda – dijo.
-No me llames linda – dije con rabia.
-No te enojes cariño – dijo.
-¿Qué quieres? – cuestione con enojo.
-Hablar contigo – dijo con tranquilidad.
-Tienes 20 segundos – dije.
-Te invito a salir – dijo – mañana.
-Estás loco – dije riendo – jamás iría a ninguna parte contigo.
-¿Por qué no? – cuestiono.
-Porque no – dije.
-Vamos linda, yo se que tu quieres – dijo – podemos volverlo a
intentar.
-Mira Max, tú y yo jamás volveremos, JAMAS – dije – sin ti soy libre,
no le tengo que estar pidiendo permiso a nadie para salir a cualquier lugar,
tengo la libertad de decir lo que se me antoje y hago lo que se me da la gana.
-Yo he cambiado – dijo.
-La gente nunca cambia – dije.
-Yo si – dijo seguro.
-Escúchame – dije, intentando calmarme – tú ya eres pasado, solamente
eso. Tu solo fuiste un tormento y sería una gran estupidez de mi parte regresar
contigo así que no esperes que haga eso.
No espere a que el me
respondiera, simplemente colgué y avente mi celular.
Existe la gente como el que
cree que nosotras estaremos detrás de ellos por siempre cuando no es así. Yo ya
no soy una niña pequeña, tal vez no sea una adulta pero se reconocer cuando una
persona se quiere pasar de lista contigo. Lo detesto demasiado, detesto el
hecho que no me dejara en paz, detesto el hecho de que arruina mi felicidad,
detesto todo lo que hace, TODO.